febrero 17, 2010

Nando

Ojos grandes. Grandes y negros, dos pozos sin fondo.

Pelo lacio y negro. Voz grave, risa fácil, labios gruesos. La nariz como la curva de una montaña rusa que termina en tu boca. La expresión de las cejas como de quien sabe qué decir, como de quien está seguro. O finge estarlo.

Espalada ancha, hombros firmes. Manos grandes. Manos que acarician. Manos que besan. Esas manos que siempre supieron encontrar las mías.

Violín, guitarra y piano. Sabina, Serrat, Silvio y de vez en cuando Ismael Serrano. Una partida olvidada de dados sobre la mesa para besar de punta a punta tu almohada. Tu piel siempre más oscura, siempre más caliente.

Una noche de película, pizza y amigos.

Ese sentimiento camuflado en tu mirada chocolate.

Y esta niña que te mira con los ojos encendidos. Esta niña sola que te exige un cuento de hadas, medio con con tono de auxilio mal disimulado.

Un verso salido de una canción muy vieja, que nadie se acuerda, sólo vos.

Un principio, una vuelta, un fin. Otro comienzo. Y cruzando de esta esquina mi alma envuelta en papelitos de colores, lista para ponerla bajo tu arbolito.

Sólo para vos.

Te amo.



Anna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario