diciembre 01, 2014

Ya va siendo hora

Los libros que leo se me deshojan en las manos, anunciando algo. No hay derrumbes de paredes, no hay tambores, ningún ruido, ningún escándalo, ni siquiera una tormenta de esas de verano. Busco velas en tu nombre para iluminar esta oscuridad absurda, artificial, sin sentido, y los dedos torpes se tropiezan con cualquier cosa en el camino, se prenden fuego, como si fuera una mano ajena, el dolor está en alguna parte incierta. Para el universo será una pequeña, pequeña tragedia. Los pájaros acá afuera probablemente ni se enteren, todos los días mueren tantas cosas.
Lo cierto es que está esta ventana, cuadradito de luz sin cortinas, ya va siendo hora de cerrarte. Sobre la mancha de tu sacrificio crecerán nomeolvides. Algún día volverás a bailar, a cantar, y estos relojes tan tristes ahora te verán otra vez vestir de algún color nuevo. Nadie nos dedicará ni un verso, nos iremos yendo despacio... sin fuegos artificiales, sin luces de barcos, sin aplausos, hasta el infinito. ¿Quién se va a acordar de nosotros, de lo felices que fuimos?
Ya va siendo hora de cortarle los hilos a esta última mentira. Ya no más disfraces, ni palabras, ni vino patero, ni cama grande, ni sincronía, ni insomnio, ni diciembre.
Hasta el fondo, una sola mano, un solo acorde.
Ya va siendo hora, de dejar libre todas estas poesías rotas.


noviembre 24, 2014

En verdad,
crees que siempre
estoy alegre
y que nada me duele.
Ni tu partida.
Ni tu regreso.
Ni el frío
que nacerá
cuando de mí
te ausentes.

Uno es así,
cuando tiene tu edad.

Con tus años,
tú no conoces
la soledad.
A tu edad,
se la oye nombrar
a menudo
como a un pariente
muy lejano,
que nos alumbra,
desde lejos,
el fondo
del pecho.

Y uno cree
estar tan solo
y tan triste,
que la risa
de otros
nos parece
nacer
en la alegría.

Uno es así,
cuando tiene tu edad.

Pero uno se equivoca.
Y pronto descubre
estar avanzando por el tiempo.
La soledad, entonces
ya no tiene la edad
de nosotros,
sino la edad del alma.

Ahora tienes
que mirarme el alma,
para saber si estoy
solo conmigo,
cuando te marches
mañana.
Sábelo,
todo lo tuyo
me importa en extremo.
Tu mano,
dulce y pequeña,
guarda mi rostro,
mis cabellos,
mis labios
encerrados
en su cuenco
moreno.
Tus labios
hechos
para que yo
los besara,
me guardan
en su húmedo
mundo.
Tu pecho,
está invadido
por mi tacto
salvaje,
que te busca
intranquilo
por las tardes.

Tú lo sabes.

Cuando te vayas,
algo de mí
se irá contigo,
no lo olvides,
alma mía.

Pero cuando vuelvas
puede que ya no
regreses conmigo,
porque ya me habrás
abandonado.

Uno es así,
cuando tiene tu edad.
Tal vez
cuando tú vuelvas,
ya me haya marchado
para siempre de la vida,
sin que tú lo comprendas,
ni yo lo haya querido.
Pero antes, amor mío,
quiero que siempre
creas en mis labios.
En mi voz.
En mis combates.
Aun cuando no volvamos
a estar juntos
por las tardes.
llenas de viento
y jacarandaes.
Y que me mires como soy:
el más alegre de todos,
pero también el más triste.

Uno es así de extraño
cuando se tiene mi edad
y se lleva la gravedad
del mundo en la sangre.

Me gusta luchar,
para que todos podamos
ser felices algún día.
Lo sabes, amor mío.
Pero también
me gusta amarte
cuando hacia mí
vienen tus pasos.
Y sé que dudas tanto.
En verdad de verdades,
deberías quedarte
conmigo
para todos los tiempos.
Pero te vas,
sin que yo sepa
si volveremos
a vernos
solos
por las tardes.

Es tan extraña
y tan compleja
la vida,
que cuando vuelvas
puedes traer
otro nombre
escrito en las pupilas.
Amor mío,
lo sé, porque
también soy inconstante.


Otto René Castillo

noviembre 22, 2014

"En el momento en que lo vio, a Francisca no le quedó más remedio que esconderse detrás de una de las columnas de la estación. A pesar del vestido largo que se derramaba en lavanda por su cuerpo, el temblor en sus tobillos de paloma colegial se notaría a cualquier distancia.

Con una mano pálida y decidida buscó un espejo en su cartera y el labial rojo que hacía algunos años, en un arrebato infantil de picardía, había robado del cajón de los corpiños de la abuela que lo escondía con la vergüenza de una virgen. Se miró al espejo, su rostro era un incendio.

Protegida su retaguardia por la fría columna de la estación de trenes, se asomó valientemente por una esquina salvadora con expresión de cazadora furtiva: el caballero de encanto renacentista se rascaba el bigote con gracia y hablaba despreocupado con su compañero sin enterarse, ni por un ingrato segundo,de la existencia pequeñita de la niña escondida, que lo miraba como un animal perdido.

Se volvió, mareada y rápidamente a su guarida de roedor y se regaló a sí misma el aire que necesitaba en un suspiro. Y pensó (sus pensamientos eran un torrente que se mezclaban con el olor adormilante de los panes que vendía una señora, con los sonidos de besuqueo de otros dos que vivían su historia y con la pintura descascarada de la pared), masticó todas las posibilidades de exacta y científica explicación que encontraba para su asombro: pensó que le gustaban las armonías y la languidez que le entregaba el momento, pensó que había leído demasiadas historias de amor, plagadas de mosquitos y encajes, de algunos desenfrenados autores caribeños, pensó que acababa de enamorarse sin consuelo y que su vida sería la peor de las condenas desde ese momento, pensó en qué haría cuando llegara el tren, pensó en si estaban sucios sus zapatos, pensó en que debía tender su cama y mandar un telegrama a su mandre, pensó en el pan que vendía la señora, y volvió a pensar en el caballero, en que quizás era sólo un deseo súbito de bruja maliciosa y deseante, pensó que había pasado demasiado tiempo sola y en las estupideces femeninas que esto le hacía pensar, pensó en dejar atrás todos estos pensamientos para siempre y subió al vagón dándole, sin saberlo, la bienvenida a un nuevo y florido tormento."

Carmina Pérez Bertolli





noviembre 19, 2014

Qué vas a entender vos, es como si te sacaran los oídos y los cocinaran en consomé, ¿y qué ibas a hacer sin música en tu vida, ah? ¿AH? Y nada, obvio, seguir viviendo, o a lo mejor tirarte debajo de un colectivo, con algo de suerte volver a nacer perro o gato pero tener oídos. ¿Qué vas a entender de mí, de la sordera, más que un miedo ciego, un miedo irracional? Si no tenerte es como no tener palabras, sos todo lo que no se puede decir de otra manera. ¿Dónde estás, con quién estás? Me han dicho que estoy enferma y me la he creído, la gente por ahí va y se enamora y desenamora como quien tiene hambre y lo sacia con un guiso, y yo acá sin dormir, no importa el tiempo, me pisaste tantas veces y yo no duermo pensando en vos ¿entendés? ¿ENTENDÉS?
¿Acordarme de vos todo el tiempo sabiendo que vos no te acordás de mí?
¿Sucumbir a buscar de nuevo tu boca, descubrir que ya no es mía, que nunca lo fue?
¿Extrañarte porque estás lejos o tenerte al lado y extrañarte?
Vos nunca me pediste nada, siempre fuiste tan ajeno, tan independiente, tan libre.

Si vos me hubieras pedido, yo te traía la luna de Famaillá, dejaba subir al perro a la cama. Si hubieras gritado, si hubieras llamado. Si me hubieras dicho que estaba equivocada, si me hubieras mentido, no importa. Las cosas son así.



noviembre 12, 2014

El enamorado

Lunas, marfiles, instrumentos, rosas, 
lámparas y la línea de Durero, 
las nueve cifras y el cambiante cero, 
debo fingir que existen esas cosas. 

Debo fingir que en el pasado fueron 
Persépolis y Roma y que una arena 
sutil midió la suerte de la almena 
que los siglos de hierro deshicieron. 

Debo fingir las armas y la pira 
de la epopeya y los pesados mares 
que roen de la tierra los pilares. 

Debo fingir que hay otros. Es mentira. 
Sólo tú eres. Tú, mi desventura 
y mi ventura, inagotable y pura.


Jorge Luis Borges

octubre 26, 2014

Sé que estás ahí
sé que estás leyendo esto.
Preparate.

Cualquier día de estos
no necesariamente
una noche lluviosa
-quizá sí, quién te dice-

No me vas a ver pasar
por la ventana de tu balcón
nada te va a avisar
-sólo este poema-

Como el fantasma de
un recuerdo
voy a resucitar
de entre tus muertos

te voy a revolver las sábanas

recorreré nuevamente
los caminos de tu cuerpo

Sin culpa,
con ganas,
No vas a saber
qué viento te golpeó
cuando abrás esa ventana.


https://www.youtube.com/watch?v=AAfyMJtmnUo
Anna.

octubre 21, 2014

Un día...

Andas por esos mundos como yo; no me digas
que no existes, existes, nos hemos de encontrar;
no nos conoceremos, disfrazados y torpes
por los caminos echaremos a andar.

No nos conoceremos, distantes uno de otro
sentirás mis suspiros y te oiré suspirar.
¿Dónde estará la boca, la boca que suspira?
Diremos, el camino volviendo a desandar.

Quizá nos encontremos frente a frente algún día,
quizá nuestros disfraces nos logremos quitar.
Y ahora me pregunto... cuando ocurra, si ocurre,
¿sabré yo de suspiros, sabrás tú suspirar?


Alfonsina Storni



octubre 07, 2014

"Eras diferente a todos los demás, te rodeaba un aire extraño: daba la impresión de que si se nos acercábamos mucho nos absorberías, ya no seríamos más nosotros sino parte irrevocable de vos, de tu mundo. No me preguntés qué mundo era ese, pero todos sentíamos que era algo peligroso.
Era eso. Uno tenía la impresión, si estaba demasiado cerca tuyo, de que estaba en peligro. Me acuerdo de la primera vez que hablamos: sonreíste con la boca torcida hacia un costado, inclinando la cabeza como si no te importara. Entonces lo supe: el único peligro eras vos para vos misma. Tu mundo era un desierto infinito, y creo que vos lo sabías, cuando nos mirabas reirnos con esos ojos ardidos y nosotros creíamos que nos odiabas porque no podíamos entenderte, teníamos miedo de ser fagocitados por esa soledad tan inexorable. Habrá sido eso el peligro que percibíamos, sin saber: te alejábamos porque tu mirada llena de arena amenazaba con descubrir algún terrible secreto dentro nuestro. Si hubiéramos sabido entenderte entonces, quizá habríamos podido salvarte y salvarnos a nosotros con vos, si hubiéramos podido ver que no era odio lo que tenías sino la carga de quien conoce ese secreto, el secreto del desierto. Tu mirada de beduino conocía todos los caminos inexistentes en la arena, era la mirada de quien sabe que no importa dónde vaya, jamás llegará a ningún lado, porque alrededor nunca hay ni habrá nada, porque esos infinitos kilómetros de calor ardiente y vos eran una sola cosa. Llevabas el desierto encima, vos eras el desierto. Y tu nombre nómada vagaba en algún lugar sobre aquellas dunas, a pesar de todo, esperando encontrar; y nos mirabas, y sonreías hacia el costado esperando ser salvada. Si hubiésemos sabido entenderte entonces."


Anna.

septiembre 25, 2014

Mucho más allá

¿Y si nos vamos anticipando
de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza?

¿Y qué?
¿Y qué me das a mí,
a mí que he perdido mi nombre,
el nombre que me era dulce sustancia
en épocas remotas, cuando yo no era yo
sino una niña engañada por su sangre?

¿A qué, a qué
este deshacerme, este desangrarme,
este desplumarme, este desequilibrarme
si mi realidad retrocede
como empujada por una ametralladora
y de pronto se lanza a correr,
aunque igual la alcanzan,
hasta que cae a mis pies como un ave muerta?
Quisiera hablar de la vida.
Pues esto es la vida,
este aullido, este clavarse las uñas
en el pecho, este arrancarse
la cabellera a puñados, este escupirse
a los propios ojos, sólo por decir,
sólo por ver si se puede decir:
"¿es que yo soy? ¿verdad que sí ?
¿no es verdad que yo existo
y no soy la pesadilla de una bestia?".

Y con las manos embarradas
golpeamos a las puertas del amor.
Y con la conciencia cubierta
de sucios y hermosos velos,
pedimos por Dios.
Y con las sienes restallantes
de imbécil soberbia
tomamos de la cintura a la vida
y pateamos de soslayo a la muerte.

Pues esto es lo que hacemos.
Nos anticipamos de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza.

Alejandra Pizarnik

A. Vivaldi - Violin Concerto A Minor (Itzhak Perlman)



septiembre 19, 2014

Alcarnor. Alcarnor, Alcarnor, Alcarnor. Lo pronuncia muchas veces bajito tratando de hacerlo suyo, la A gigante como para comer un pastel de Aimee, la L, la C como una piedra en un río, la otra A, R como ronroneo de gato, N como un nudo en la garganta, O, un gato dormido junto a un fuego en invierno.

¿Qué hacés? le pregunta él en lengua común. Está medio dormido. Avy le sonríe acariciándole una oreja, esa oreja tan diferente a la suya. Todo en él le parece extraño, extravagante. Alcarnor se vuelve hacia ella con los ojos semi abiertos, el enorme cuerpo moreno tallado a fuerza de entrenamiento y guerras y más entrenamiento, un cuerpo duro por el sol, por los maltratos de las campañas, y sin embargo, tan vulnerable así, desnudo. Decime tu nombre, le pide otra vez.

Alcarnor, dice él. ¿No te cansás, no?

Ella se ríe con esa risa cantada que tanto le gusta a él.
Otra vez. Alcarnor. Otra. Alcarnor. ¿Tanto te gusta?

Avy no contesta. Garabatea las letras en el aire, luego sobre él, las saborea en su boca, las olfatea en todo su cuerpo, las hila cuidadosamente para pronunciar al nombre como él lo hace, la A entre su pelo, L como el puente entre su pecho y el de él, la C dentro de su boca, otra A sobre su pecho que sube y baja agitado, después la R en un gruñido, la N bajando por su cuerpo hasta la O en su obligo hondo como un universo para entrar directamente en su nombre con esa tosquedad grave tan de humano, tan de humano, con sonidos que son tan extraños para su lengua, como todo él para el resto de su cuerpo. Alcarnor, tan humano, tan suyo, y de nuevo tan humano.



Anna

septiembre 16, 2014

No estarás sola

No estarás sola,
te saludarán a tu paso en mil idiomas, con mil lenguajes,
la gente a la que despertaste en cada viaje,
los que dormían en las calles,
a los que preguntaste,
por su esperanza, por su desastre.

No habrá distancias
que no cubra cualquier hombre que te busque.
No habrá rincón en que tu nombre no se pronuncie.

No habrá misterio o duda en que tu presencia no luzca,
faro solidario en ausencia de paz,
en tiempos difíciles Estrella Polar.

Sola nunca, nunca estarás.

No estarás sola,
siempre habrá quien se parta en dos en cada despedida,
quien te de aliento cuando te des por vencida.
Tu revolución llenará sonrisas,
yo la incorporé a mis aperos
de trabajo, a mi vida.

Clava hoy tus raíces en mí.
Quién pudiera retenerte en Madrid.
Visitaremos lugares a los que hemos
ido antes juntos,
antes de conocerte,
antes de encontrarte.

No estarás sola,
siempre habrá quien te ayude a hacer las mudanzas,
quien te regale manos flores presencias sin pedir nada.
Y allí estaré para amarte,
y aunque no esté,
allí estaré para amarte.

No estarás sola.
No, no estarás sola.
No estarás sola.


Ismael Serrano

septiembre 13, 2014

Ya sé qué me vas a decir: lo sabías.
Y vos sabés lo que te iba a decir yo.
Porque es verdad que ya ni hacer el amor podíamos,
nuestras pieles repetían
nuestras mismas heridas
¿no teníamos escrito el fin de nuestros días
en el cuerpo?

Lo cierto es que
me quedaron tantas cosas por decirte.
Tantas puteadas.

No te perdono.
No me perdonés vos.
Ahora, para qué, si ya está todo perdido.
Que por lo menos el rencor
te mantenga pensando en mí.

Ya vas a encontrar
otras lunas para tu cielo, supongo.
Aunque los planetas
no orbiten de a dos.
¿Naciste para rodearte de lunas



o para girar al rededor de un sol?




Éramos tan hermosos.
Cuánto tiempo perdimos.





Había una vez una princesa
y un príncipe.
Y había una vez un dragón.

El dragón tenía a la princesa
encerrada en una torre,
como corresponde a todo príncipe
y a toda princesa.
Y quizás también a todo dragón.

Hubo guerra, y hubo pasión,
como corresponde
a toda buena historia.
Con la espada en alto
el príncipe salvó a la princesa
y mató al dragón.

Era cierto que se amaban.
Pero el amor es complicado.
Y una noche, mientras dormía
la princesa mató al príncipe
con la misma espada.

Después lloró por el dragón
que la había querido tanto
besó al príncipe en los labios
y antes que saliera el sol
se suicidó.


Anna.

septiembre 11, 2014

Poema de amor

El sol nos olvidó ayer sobre la arena,
nos envolvió el rumor suave del mar,
tu cuerpo me dio calor,
tenía frío,
y allí, en la arena,
entre los dos nació este poema,
este pobre poema de amor
para ti. 

Mi fruto, mi flor,
mi historia de amor,
mis caricias.

Mi humilde candil,
mi lluvia de abril,
mi avaricia.

Mi trozo de pan,
mi viejo refrán,
mi poeta.

La fe que perdí,
mi camino
y mi carreta.

Mi dulce placer,
mi sueño de ayer,
mi equipaje.

Mi tibio rincón,
mi mejor canción,
mi paisaje.

Mi manantial,
mi cañaveral,
mi riqueza.

Mi leña, mi hogar,
mi techo, mi lar,
mi nobleza.

Mi fuente, mi sed,
mi barco, mi red
y la arena.

Donde te sentí
donde te escribí
mi poema.



Joan Manuel Serrat
https://www.youtube.com/watch?v=jEAv5Dfr3Uw

agosto 27, 2014

Hay tantas cosas que no entiendo.
la política
el fútbol
eso que llaman Dios
las códigos sociales
las normas de conducta
la física de las manzanas
la química de los cuerpos
tu sarcasmo
nuestra ironía.
La verdad es, igual
que nunca quise saber todo
me conformaba
con tan poco.
La verdad es, igual
siempre hubo tantas cosas
otras cosas
y era suficiente.
Eso que creíamos entender
que nos hacía el mundo
más chico
más seguro.
La verdad es, igual
vos eras mi manera de
olvidarme del miedo
porque en el fondo
es siempre eso
hay tantas cosas que no entiendo
y tengo siempre tanto miedo
de todo.


Anna.



julio 11, 2014

Siempre me han dicho que exagero, porque no hace tanto frío. Me ven de bufanda y gorro y se me ríen, me dicen que debe ser que el frío me sale de adentro. Debe ser. En invierno siempre me congelo en muchos sentidos, se me caen las hojas, como a los árboles, no tengo con qué defenderme de la gente, del clima, de la tristeza. Por demás, la estufa del consultorio no anda y los dedos se me ponen violetas después de un rato de escribir, aunque la gente que va y viene de la calle dice que acá adentro se está bien. Sí, puede ser, me digo, me hago un té, escucho música mientras charlo con los pacientes, tomo los turnos. Acá adentro se está bien. Sobre la vereda hay un naranjo repleto de frutas, de vez en cuando alguien abre la puerta y con la ráfaga helada entra el olor a naranja amarga. Acá adentro los doctores se ríen, me hacen bromas cuando me ven dibujar o bordar para matar el tiempo, me regalan chocolate, me dicen que el café está rico. Se hacen las nueve y casi siempre me busca algún amigo, salimos al frío, con la nariz y las orejas rojas, nos sentamos en un bar, hace diez grados pero igual nos tomamos una cerveza. Se está bien, tomando cerveza con bufanda, amontonados en bares casi vacíos en días de semana, riéndonos de las cosas que me contaron los pacientes o charlando de alguna película. Ahora veo películas. Se está bien así.
Algunas veces me ataca la melancolía y pienso en el verano, pareciera que el ciclo inevitable que lo traerá de nuevo se detuviera, el verano es otro país, otro tiempo. En la primavera me espera una muerte segura, la muerte antes del nuevo verde. Pero al final, después, siempre llega. Siempre.


mayo 13, 2014

"El cuerpo de estudiantes de la Facultad de Ciencias Psicológicas de la solemne Universidad del Norte de la República de Checoslovaquia, más conocido como el CiPNoRC, dedicó una semana entera a juntar firmas para avalar la propuesta de un nuevo beneficio para los estudiantes de la entidad académica.
El mismo fue designado unánimemente por los miembros del cuerpo como el SEA, Servicio de Emergencia de Abrigos, para todos aquellos alumnos regulares de la carrera que por razones de fuerza mayor se encontraran impedidos de concurrir a las clases con la vestimenta coherente con la corriente estación del año, o que ante un imprevisto se viesen desprotegidos contra la misma.
Con el fin de garantizar un servicio basado en la equidad y la justicia como valores primordiales, el SEA se ha dispuesto un termómetro que avala la accesibilidad a la prestación bajo temperaturas inferiores a los 15°C, 59°F. El mismo ha de ser comprobado feacientemente antes de acceder a los beneficios; estos incluyen una selección de camperas, sweaters, medias, gorros y otras prendas clasificadas rigurosamente por el CiPNoRC como idóneas, como así también un dispenser de agua caliente y un equipo de colchas, a los cuales los estudiantes pueden acceder fácilmente con la credencial del SEA o libreta universitaria con (re)inscripción actualizada, todos los días de lunes a viernes, de ocho de la mañana a seis de la tarde.
Es del agrado del CiPNoRC declarar el óptimo funcionamiento de su nueva iniciativa que lleva ya en funcionamiento, desde el pasado abril, dos meses de orgullosa prestación con excelentes resultados: los estudiantes de la Facultad de Ciencias Psicológicas no han vuelto a elevar quejas por la falta de calefacción en el edificio."


Anna.

abril 18, 2014

Alone


From childhood's hour I have not been
As others were; I have not seen
As others saw; I could not bring
My passions from a common spring.
From the same source I have not taken
My sorrow; I could not awaken
My heart to joy at the same tone;
And all I loved, I loved alone.
Then- in my childhood, in the dawn
Of a most stormy life- was drawn
From every depth of good and ill
The mystery which binds me still:
From the torrent, or the fountain,
From the red cliff of the mountain,
From the sun that round me rolled
In its autumn tint of gold,
From the lightning in the sky
As it passed me flying by,
From the thunder and the storm,
And the cloud that took the form
(When the rest of Heaven was blue)
Of a demon in my view.



Edgar Allan Poe

marzo 28, 2014

Hoy no quiero

Hoy no quiero ser otro llanto preso a un sueño de ayer

ni tampoco el lamento manto que me impide ver
Quiero ser sombra roja y una puerta abierta al amanecer,
un clarín anunciando el fin de tu atardecer

Hoy no quiero venganza mansa, quiero el fuego también
Ni tu amor enjaulado cansa a quien puedas mi bien
Asesino de nubes, voy queriendo saber quiénes están con quién
un perro rastreando tu piel y tu último amén

Hoy no quiero ser nada, quiero ser aquél que no fui
y en mi pecho ahorcando muero con quien me mata a mí
y en callado combate vamos viendo quién de los dos es el más fiero
si el que muere matando o el que llega primero

Hoy quiero ser futuro vivo, sano y no malherido
Quiero ser hombre alado, silbo que sea entendido,
cazador de sorpresas y una risa completa viviendo en su nido
una espada cantando y una rabia de niño

Hoy quiero irte queriendo donde nadie te quiso
para que el universo ande como sale un verso
desgarrarte el planeta para que seas libre y nadie te mande
respirando y viviendo, ni pequeño ni grande

quiere que me quiéreme
el dia que me quieras...
quiere que me quiéreme
el dia que me quieras...
quiere que me quiéreme
el dia que me quieras...



marzo 14, 2014

Facetas de Morelli, su lado Bouvard et Pécuchet, su lado compilador de almanaque literario (en algún momento llama "Almanaque" a la suma de su obra).

Le gustaría dibujar ciertas ideas, pero es incapaz de hacerlo. Los diseños que aparecen al margen de sus notas son pésimos. Repetición obsesiva de una espiral temblorosa, con un ritmo semejante a las que adornan la stupa de Sanchi.

Proyecta uno de los muchos finales de su libro inconcluso, y deja una maqueta. La página contiene una sola frase: "En el fondo sabía que no se puede ir más allá porque no lo hay". La frase se repite a lo largo de toda la página, dando la impresión de un muro, de un impedimento. No hay puntos ni comas ni márgenes. De hecho un muro de palabras ilustrando el sentido de la frase, el choque contra una barrera detrás de la cual no hay nada. Pero hacia abajo y a la derecha, en una de las frases falta la palabra lo. Un ojo sensible descubre el hueco entre los ladrillos, la luz que pasa.

-cap. 66, Rayuela
Julio Cortázar

marzo 08, 2014

Ni nadie

Nadie me conoce.
Ni mi psiquiatra.
Ni la alcachofa de la ducha.
Ni mi taza de café.
Ni mis pestañas.
Nadie sabe nada de mí.
Nadie me ha descubierto todavía.
Ni mis sujetadores.
Ni mis bragas.
Ni mi pinza de depilar.
Nadie se asoma a mis zonas estrechas.
Nadie sabe encontrarlas.
Nada me araña.
Ni mi cepillo de dientes.
Ni los chicles.
Ni los vasos de leche desnatada.
Nada entra en mi cuerpo.
Todo lo cruza.
Todo pasa de largo.
Como el viento en las casas con dos puertas.
Nadie se lleva nada.
Nadie.


Inma Luna

marzo 07, 2014

"Nous sommes quelques-uns à cette époque à avoir voulu attenter aux choses, créer en nous des espaces à la vie, des espaces qui n'étaient pas et ne semblaient pas devoir trouver place dans l’espace."

A. Artaud, Le Pèse-nerfs.

marzo 06, 2014

Una de las veces en que se encontraron en el barrio latino, Pola estaba mirando la vereda y medio mundo miraba la vereda. Hubo que pararse y contemplar a Napoleón de perfil, al lado una excelente reproducción de Chartres, y un poco más lejos una yegua con su potrillo en un campo verde. Los autores eran dos muchachos rubios y una chica indochina. La caja de tizas estaba llena de monedas de diez y veinte francos. De cuando en cuando uno de los artistas se agachaba para perfeccionar algún detalle, y era fácil advertir que en ese momento aumentaba el número de dádivas.

—Aplican el sistema Penélope, pero sin destejer antes —dijo Oliveira—. Esa señora, por ejemplo, no aflojó los cordones de la faltriquera hasta que la pequeña Tsong Tsong se tiró al suelo para retocar a la rubia de ojos azules. El trabajo los emociona, es un hecho.
—¿Se llama Tsong Tsong? —preguntó Pola.
—Qué sé yo. Tiene lindos tobillos.
—Tanto trabajo y esta noche vendrán los barrenderos y se acabó.
—Justamente ahí está lo bueno. De las tizas de colores como figura escatológica, tema de tesis. Si las barredoras municipales no acabaran con todo eso al amanecer, Tsong Tsong vendría en persona con un balde de agua. Sólo termina de veras lo que recomienza cada mañana. La gente echa monedas sin
saber que la están estafando, porque en realidad estos cuadros no se han borrado nunca. Cambian de vereda o de color, pero ya están hechos en una mano, una caja de tizas, un astuto sistema de movimientos. En rigor, si uno de estos muchachos se pasara la mañana agitando los brazos en el aire, merecería diez
francos con el mismo derecho que cuando dibuja a Napoleón. Pero necesitamos pruebas. Ahí están. Echales veinte francos, no seas tacaña.
—Ya les di antes que llegaras.
—Admirable. En el fondo esas monedas las ponemos en la boca de los muertos, el óbolo propiciatorio. Homenaje a lo efímero, a que esa catedral sea un simulacro de tiza que un chorro de agua se llevará en un segundo. La moneda está ahí, y la catedral renacerá mañana. Pagamos la inmortalidad, pagamos la duración. No money, no cathedral. ¿Vos también sos de tiza?

Pero Pola no le contestó, y él le puso el brazo sobre los hombros y caminaron Boul’Mich’ abajo y Boul’Mich’ arriba, antes de irse vagando lentamente hacia la rue Dauphine. Un mundo de tiza de colores giraba en torno y los mezclaba en su danza, papas fritas de tiza amarilla, vino de tiza roja, un pálido y dulce cielo de tiza celeste con algo de verde por el lado del río. Una vez más echarían la moneda en la caja de cigarros para detener la fuga de la catedral, y con su mismo gesto la condenarían a borrarse para volver a ser, a irse bajo el chorro de agua para retornar tizas tras tizas negras y azules y amarillas. La rue Dauphine de tiza gris, la escalera aplicadamente tizas pardas, la habitación con sus líneas de fuga astutamente tendidas con tiza verde claro, las cortinas de tiza blanca, la cama con su poncho donde todas las tizas ¡viva México!, el amor, sus tizas hambrientas de un fijador que las clavara en el presente, amor de tiza perfumada, boca de tiza naranja, tristeza y hartura de tizas sin color girando en un polvo imperceptible, posándose en las caras dormidas, en la tiza agobiada de los cuerpos.

—Todo se deshace cuando lo agarrás, hasta cuando lo mirás —dijo Pola—. Sos como un ácido terrible, te tengo miedo.
—Hacés demasiado caso de unas pocas metáforas.
—No es solamente que lo digas, es una manera de... No sé, como un embudo. A veces me parece que me voy a ir resbalando entre tus brazos y que me voy a caer en un pozo. Es peor que soñar que uno se cae en el vacío.
—Tal vez —dijo Oliveira— no estás perdida del todo.
—Oh, dejame tranquila. Yo sé vivir, entendés. Yo vivo muy bien como vivo. Aquí, con mis cosas y mis amigos.
—Enumerá, enumerá. Eso ayuda. Sujetate a los nombres, así no te caés. Ahí está la mesa de luz, la cortina no se ha movido de la ventana, Claudette sigue en el mismo número, DAN-ton 34 no sé cuántos, y tu mamá te escribe desde Aix-en-Provence. Todo va bien.
—Me das miedo, monstruo americano —dijo Pola apretándose contra él—. Habíamos quedado en que en mi casa no se iba a hablar de...
—De tizas de colores.
—De todo eso.

Oliveira encendió un Gauloise y miró el papel doblado sobre la mesa de luz.
—¿Es la orden para los análisis?
—Sí, quiere que me los haga hacer en seguida. Tocá aquí, está peor que la semana pasada.

Era casi de noche y Pola parecía una figura de Bonnard, tendida en la cama que la última luz de la ventana envolvía en un verde amarillento. «La barredora del amanecer», pensó Oliveira inclinándose para besarla en un seno, exactamente donde ella acababa de señalar con un dedo indeciso. «Pero no suben hasta el cuarto piso, no se ha sabido de ninguna barredora ni regadora que suba hasta un cuarto piso. Aparte de que mañana vendría el dibujante y repetiría exactamente lo mismo, esta curva tan fina en la que algo...» Consiguió dejar de pensar, consiguió por apenas un instante besarla sin ser más que su propio beso.


-cap. 64, Rayuela
Julio Cortázar

enero 24, 2014

Elegía

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento.
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.



Miguel Hernández

https://www.youtube.com/watch?v=RL_3R-QVLks