diciembre 22, 2012

Carta I

Querido amigo,

Es triste que en la primera carta se hable de despedida; aunque, si lo piensa un poco, coincida quizá conmigo en que no es esta la primera carta, o que en todo caso, toda primera carta es siempre la última. Además, cómo no hablar de despedida en esta época, en que las luces de colores en los árboles emiten siniestros destellos, asesinos destellos, recordándonos lo cíclico de terminar otra vez un año, las mismas luces, el mismo calor, la inmensa y a la vez tan minúscula rotación de las estaciones, de nuestra vida que se viene y se va siempre igual.

Usted sabrá entenderme: conoce de mí mi triste afición por desentrañar los largos laberintos circulares por los que caminamos sin rumbo, especialmente en diciembre, ¡ah, diciembre! cuando creíamos haber divisado tierra al fin, y de pronto esta se nos desvanece cual alucinación de la sed, la sed del alma, amigo.
Usted sabrá.

¿Y qué más? Decía que he escrito para hablar de despedida. ¡Ah, amigo! Sólo Dios sabrá cuánto anhelo los extraños fetiches que hicieron de nosotros un espejismo de felicidad por tantos años... pero me hago vieja y usted también, lo siento en el alma y lo veo en sus ojos. No me malentienda: sé que me guarda en gran estima. Pero ¿será quizá suficiente?

Vea, le he escrito una carta y usted la ha leído. La ha leído y ha sonreído, porque sabe que en el fondo soy incapaz de redimir ciertos vicios. Querido amigo ¿qué nos ha pasado?
¿Quién es, pues sino, usted que lee mis palabras sin contestar, sin apenas sentir? ¿Quién es el de sus ojos que me mira como se mira a un recuerdo, como se escucha a una poesía? ¡Aún hibernando y envejece dejando que llegue diciembre, con su barrido triste del tiempo, sin florecer en la piel del verano!

Amigo, qué viejos estamos.

Sabrá entender, espero, o no, aunque no me quede ya nada más por decirle, salvo que destruya esta carta y la eche por siempre al viento.

Así podré ser por siempre suya,
melancólicamente suya,
y para siempre perdida,

Anna.

diciembre 08, 2012

Exilio

Esta manía de saberme ángel,
sin edad,
sin muerte en qué vivirme,
sin piedad por mi nombre
ni por mis huesos que lloran vagando.

¿Y quién no tiene un amor?
¿Y quién no goza entre amapolas?
¿Y quién no posee un fuego, una muerte,
un miedo, algo horrible,
aunque fuere con plumas,
aunque fuere con sonrisas?

Siniestro delirio amar a una sombra.
La sombra no muere.
Y mi amor
sólo abraza a lo que fluye
como lava del infierno:
una logia callada,
fantasmas en dulce erección,
sacerdotes de espuma,
y sobre todo ángeles,
ángeles bellos como cuchillos
que se elevan en la noche
y devastan la esperanza.


Alejandra Pizarnik

diciembre 05, 2012

Escritura libre

Ay, luna nueva del desconsuelo, ay hastío del abandono, soledad enfermiza, pilares de desamor. Cuántas promesas habrá roto a tu sombra la desilusión... Pero no llorés, ni te consolés, no te permitás huir por los acertijos de una esperanza, como si continuaras escribiendo libros. Ya no existen esas estaciones de las que hablaba García Lorca. Despedite. Todo atardecer subraya con naranja la posibilidad del miedo. No habrá compasión para ojos como los tuyos. Lo que pudimos soñar, lo que entregamos a cambio, lo que no fuimos, todo eso se nos cobrará.
Y yo seré la primera culpable, mi amor, ay, siempre perdido.
Adiós, y tantos para siempres.
Tantos, tantos, tantos.



Anna

diciembre 02, 2012

"Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos."


Jorge Luis Borges

noviembre 24, 2012

Maktub

La moneda giró sobre sí misma, desde un instante a penas, toda su vida en un segundo. Mientras giraba, él la miraba desvestirse lentamente como en las películas viejas, la moneda giraba. Las arrugas de la camisa al rededor de sus costillas, había una sombra de delineador que disimulaba las ojeras de muchos días, qué calor que hacía en aquél cuarto, las cosas no eran del todo reales. La miraba desvestirse, lentamente, vivaldi en a menor, no estaba seguro exactamente de qué hora era, o qué día, ella se desvestía, en cámara lenta. Te quiero tener para siempre te voy a sacar una foto, para que (cuando me dejés solo) la vea y te ame, y te odie, y te ame. Monedas que giran. 
¡Ah, maldita!
Había migajas de pan sobre la cama, y vos te deshacías sobre ellas, y vos te deshacías, y vos. Había un camino de sombra que empezaba entre tus cejas y terminaba entre tus piernas, y hormigas dulceras los recorrían ida y vuelta, secuestrando pedazos tuyos. Nadie te entendía. Y esa moneda que giraba sobre tu ombligo contando el tiempo que nos quedaba, vos sabías. ¿Cómo se pinta de colores las películas viejas?
Vos sabías, vos sabías, vos sabías.

¿Cuántos días son, ya? ¿Cuántos años?



Anna.

noviembre 15, 2012

Aún si pudiera asesinarte, me acosaría tu recuerdo.
No. Lo que en verdad quiero es que me quieras de nuevo.
Quiero tenerte y que seas la que yo recuerdo que sos y no la que en realidad fuiste.
Aunque preferiría verte muerta por mis propias manos antes que feliz con esas, esas otras hipócritas y vacías. Preferiría asesinarte, antes que verte hueca y usada.
Si te asesinara, todos los que te conocieron me odiarían, pero me importa poco; 
solamente alguien que te amara como yo podría salvarte de esa manera. Sólo yo.



Anna

noviembre 12, 2012

Los pro y los contra de hacer dedo

Suicídense
por favor suicídense
por asco por locura
por resentimiento por narcisismo
para no dejarse morir lentamente
por asombro ante la maldad
por asfixia por horror
por soledad
por amor
dentro de lo posible por amor
pero por favor
suicídense.
Y si alguien les pregunta
qué hora es
respondan sin dudarlo
es la hora de suicidarse.



José Sbarra
Marc, la sucia rata

noviembre 01, 2012

Lección

Paula, ¿usted sabe qué es una oveja?
Sí, una oveja es una nube con paticas.

¿Qué es el gato?
El gato es una gota de tigre.

¿Qué es la gaviota?
La gaviota es un barquito de papel
que aprendió a volar.

¿Si los enamorados vivieran en la luna?
Si los enamorados vivieran en la luna
en noches de tierra llena -cogidos de la mano-
contemplarían el océano azul de nuestro planeta
y lo verían lleno de estrellas de mar.

¿Qué es el silencio?
El silencio son seis cuadras sin guitarra.


Jairo Aníbal Niño

octubre 20, 2012

Y cómo ibas a saber que en ese momento, justo en ese momento en el que te reías, te estaba mirando. Cómo ibas a saber que en el colectivo -pasaban tantos colectivos- que pasaba entonces por la parada frente a tu facultad un par de ojos marrones te buscaban. Cómo ibas a saber que te encontraron y vos te reías.
Cómo ibas a saber que esos mismos ojos, que te contaban entonces los dientes, que se atropellaban para memorizar tu ropa, llamándote de una manera imposible, cómo ibas a saber de esos ojos.

Anna.

octubre 09, 2012

La isla de los sueños

Era un inmenso campamento al aire libre.

De la galera de los magos brotaban lechugas cantoras y ajíes luminosos, y por todas partes había gente ofreciendo sueños en canje. Había quien quería cambiar un sueño de viajes por un sueño de amores, y había quien ofrecía un sueño para reír en trueque por un sueño para llorar un llanto bien gustoso.

Un señor andaba por ahí buscando los pedacitos de un sueño, desbaratado por culpa de alguien que se lo había llevado por delante: el señor iba recogiendo los pedacitos y los pegaba y con ellos hacía un estandarte de colores.

El aguatero de los sueños llevaba a agua a quienes sentían sed mientras dormían. Llevaba el agua a la espalda, en una vasija, y la brindaba en altas copas.

Sobre una torre había una mujer, de túnica blanca, peinándose la cabellera, que le llegaba a los pies. El peine desprendía sueños, con todos sus personajes: Los sueños salían del pelo y se iban al aire.

Eduardo Galeano

septiembre 30, 2012

septiembre 27, 2012

Cada día se nos resquebraja un poco más la piel de las manos, el mundo se va haciendo más chiquito, el tiempo pasa cada vez más rápido. Cada noche, cuando nos vamos a dormir, escondemos debajo de la almohada tantas pequeñas derrotas, tantas.
Hoy se me rompió un plato,
la porcelana me cortó el dedo
con el que hago el mi en la guitarra.
A veces diera la impresión de que en realidad el universo está complotado contra nosotros, y nos pone a prueba, amor. "¡Cosa'e diablo!" diría mi vieja. Ya van siendo tantos años...
La canción se moría entonces
aturdida por una nota que faltaba
se moría al mismo tiempo
que vos y que yo y que una polilla
que desesperada aleteaba              dentro de un charco, en el patio
dando todo,
pero muriéndose
al fin y al cabo
mojándose las alas
para siempre.


Anna.

septiembre 25, 2012

Noche

Tal vez esta noche no es noche,
debe ser un sol horrendo, o
lo otro, o cualquier cosa.
¡Qué sé yo! Faltan palabras,
falta candor, falta poesía
cuando la sangre llora y llora!

¡Pudiera ser tan feliz esta noche!
Si sólo me fuera dado palpar
las sombras, oír pasos,
decir "buenas noches" a cualquiera
que pasease a su perro,
miraría la luna, dijera su
extraña lactescencia tropezaría
con piedras al azar, como se hace.

Pero hay algo que rompe la piel,
una ciega furia
que corre por mis venas.
¡Quiero salir! Cancerbero del alma.
¡Deja, déjame traspasar tu sonrisa!
¡Pudiera ser tan feliz esta noche!

Aún quedan ensueños rezagados.
¡Y tantos libros! ¡Y tantas luces!
¡Y mis pocos años! ¿Por qué no?
La muerte está lejana. No me mira.
¡Tanta vida, Señor!
¿Para qué tanta vida?




Alejandra Pizarnik 
La última inocencia (1956)

septiembre 18, 2012

Lluvia

Llueve y tú dices es como si las nubes
lloraran. Luego te cubres la boca y apresuras
el paso. ¿Como si esas nubes escuálidas lloraran?
Imposible. Pero entonces, ¿de dónde esa rabia,
esa desesperación que nos ha de llevar a todos al diablo?
La Naturaleza oculta algunos de sus procedimientos
en el Misterio, su hermanastro. Así esta tarde
que consideras similar a una tarde de
el fin del mundo
más pronto de lo que crees te parecerá tan sólo
una tarde melancólica, una tarde de soledad perdida
en la memoria: el espejo de la Naturaleza. O bien
la olvidarás. Ni la lluvia, ni el llanto, ni tus pasos
que resuenan en el camino del acantilado importan;
Ahora puedes llorar y dejar que tu imagen se diluya
en los parabrisas de los coches estacionados a lo largo
del Paseo Marítimo. Pero no puedes perderte.


Roberto Bolaño

septiembre 17, 2012

Sigue lloviendo

"Es tu momento de volverte loca, no lo desaproveches."

Pediría auxilio, entonces. A gritos de tormenta, pediría auxilio, tronaría un abrazo. Te haría nubes en besos, te llovería la piel. Olería a pasto mojado en tu cuerpo, lloraríamos barro.

Te pediría que nunca dejaras de llover.

No te amo a vos, sino lo que imagino.
No te amo a vos, pero me gustaría tanto
tanto
tanto.

Sería tan fácil quererte, como estar mojados.

Si no fueras un fantasma,
un espejismo de lluvia en el invierno,
si yo no tuviera
este sueño con tu nombre
y también sería tan fácil querer a alguien más
si yo no tuviera
este sueño con tu nombre.

Implacable como la unión de un trueno y un relámpago, orgasmo del cielo.

Inexorable.

Mi cama tiene olor a tierra húmeda.

Si no te soñara

Ah, si acaso
no te soñara.

Anna.

septiembre 14, 2012

“I sometimes longed for someone who, like me, had not adjusted perfectly with his age, and such a person was hard to find; but I soon discovered cats, in which I could imagine a condition like mine, and books, where I found it quite often.”



Julio Cortázar
Around the Day in Eighty Worlds

septiembre 12, 2012

Experimento

¿Y si nos despertáramos un día, hace un siglo? ¿Y si nos despertáramos y de pronto no hubiera corriente eléctrica, no hubiera internet, no hubiera televisores?

¿Y si el mundo despertara un día, sus engranajes paralizados, mutilados, inutilizados?

La gente tendría que salir a las calles para saber qué está pasando. Tendrían que hablarse. Preguntarse.

Los mensajes correrían de boca en boca, se pedirían favores prestados.

La tinta mancharía los papeles amarillos, las paredes. Correrían palabras sueltas por las calles, se descarrilarían las agendas, los relojes, las cajas registradoras.

La gente se arrojaría de los edificios, enloquecerían todos de aburrimiento.

El mundo se detendría.

Y en algún lugar, algún viejito se sentaría en su balcón a mirar las flores de los lapachos, oliendo en el aire un perfume olvidado y conocido, un recuerdo. Y quizás algún nieto desorientado se siente a sus pies y también vea las flores. Y descubra las flores. Y quizás luego se le sumaría un hermano, o una tía. Y quizás una familia descubra otra forma de hacer girar al mundo y lo compartiera con otras familias. Y quizás entonces en una ciudad amanecería primavera.

Quizás te hartarías de estar en tu cama boca arriba y te decidieras por abrir las ventanas; y te decidieras tocar de nuevo el violín; y te decidieras salir a la calle, correr por la calle, arrojarte al piso, oler el piso, lastimarte. Quizá decidieras mirar al cielo y encontrar estrellas nuevas. Quizá llegaras accidentalmente hasta mi casa, herido, sucio, malgastado; quizá llegaras accidentalmente con palabras escapándose de tu boca, con besos transpirados.

Y quizá
yo también
tuviera las ventanas
abiertas.

Anna.

agosto 27, 2012

- ¿Qué hacés cuando la vida deja de tener sentido?
- Me meto en algo nuevo, empiezo algún proyecto. O me enamoro.

.   .   .

- ...carajo, te mentí. Lo que de verdad hago es destruir mi vida, para tener algo que arreglar. No te lo recomiendo.


agosto 25, 2012

Viernes 3 a.m.

La fiebre de un sábado azul
y un domingo sin tristezas
esquivas a tu corazón
y destrozas tu cabeza.

Y en tu voz,
sólo un pálido adiós.
Y el reloj
de tu puño marcó
las tres.

El sueño de un sol y de un mar
y una vida peligrosa
cambiando lo amargo por miel
y la gris ciudad por rosas

te hace bien
tanto como hace mal,
te hace odiar
tanto como querer
y más.

Cambiaste de tiempo y de amor
y de música y de ideas
cambiaste de sexo y de dios
de color y de frontera

pero en sí
nada más cambiarás,
y un sensual
abandono vendrá
y el fin.

Y llevas el caño a tu sien
apretando bien las muelas.
Y cierras los ojos y ves
todo el mar en primavera...

¡Bang! ¡bang! ¡bang!

Hojas muertas que caen.
Siempre igual...
los que no pueden más
se van.

Charly García,
Serú Girán

Somos lejos

Entonces sonaba una canción, creo que de Ismael. El colectivo iba lento y lleno de gente, como todos los días a esa hora. El aire era denso, se respiraba olor a cansancio.

Yo viajaba sentada en un rincón. Como estaba repleto íbamos todos apretados, pero mi cabeza me mantenía en un rincón apartado, lejos, muy lejos de ahí, pensando en otras cosas, en las clases, en los libros, en la plata, en mí.

Quizá por eso cuando te vi por la ventana, de espaldas, te confundí. No supe quién eras, aunque estás igual que siempre, y sin darle mucha importancia dejé de mirarte para seguir mirando al más allá; hasta que tu reflejo observándome desconcertado me devolvió en un golpe al asiento, a un colectivo al que no recordaba haberme subido, atravesando unas calles que no conocía.

Hola, como estás, cuánto tiempo. Y de verdad, cuánto tiempo... si hasta parece que nos hubiéramos conocido en sueños. Y por un viaje en colectivo, conversaste conmigo como antes. Como antes...

Amontoné las palabras, para intentar decirte todo, trabando la lengua con cosas sin sentido. Y al final no te dije nada. ¿No será que pasan siempre estas cosas? No me atrevía a mirarte a los ojos, para no ver cómo me evaluabas, pensando, quizá, qué distinta que estoy. Yo de vos no pensé nada porque, como antes, tu presencia me aturdía e, intranquila, buscaba el modo de no parecer tan lejos tuyo.

Lejos. Aunque no era ninguna sorpresa para vos, lo supongo. Después de todo, cuánto tiempo...
Lejos, así me sentí. Lejos. Porque ni aunque estábamos sonriendo, ni aunque nos hablábamos sin cuidado, estábamos realmente ahí. Porque no decíamos nada sobre el tiempo que había pasado, porque hablar de la gente que había estado dolía. Porque vos no terminabas de creerme y yo no terminaba de poder.

Poder arrancarte. Poder hacerte otra persona, lejos, muy lejos de mí. Poder decirte que no lo lamento, pero que sí; que te quiero cerca, pero sin ganas. Poder pensar que estas cicatrices se borran y borrarlas, poder ser sin vos.

Qué raro me resultó de golpe, hablar de personas, de materias pendientes, de viajes que no teníamos en común. De destinos separados, de bocas de otros. De vidas sin coincidencias, sólo en un viaje en colectivo.

¿Dónde estamos? Ya me tengo que bajar. Y verte irte con ese aire a grandeza que yo siempre recordé que te rodeaba y con el cual nunca me sentí afín.
Pensar que no me arrepiento, que está bien que sea así.
Y estallar en llanto, intentando consolar en vano mi orgullo herido.

...lo que pudo haber sido.

Anna.

agosto 09, 2012

Tristeza del cronopio

A la salida del Luna Park un cronopio advierte que su reloj atrasa, que su reloj atrasa, que su reloj. Tristeza del cronopio frente a una multitud de famas [que remonta Corrientes a las once y veinte y él, objeto verde y húmedo, marcha a las once y cuarto. Meditación del cronopio: «Es tarde, pero menos tarde
                                                                              [para mí que para los famas,

para los famas es cinco minutos más tarde, llegarán a sus casas más tarde, se acostarán más tarde. Yo tengo un reloj con menos vida, con menos casa

                                                                              [y menos acostarme,

yo soy un cronopio desdichado y húmedo.» Mientras toma café en el Richmond de Florida, moja él cronopio una tostada con sus lágrimas

                                                                              [naturales.




Julio Cortázar
Historias de cronopios y famas

agosto 08, 2012

...todo me parecía mentira. Mis palabras, las suyas, el piso en el que nos parábamos, el calor, el olor a transpiración. El mundo me mentía ese momento, yo le mentía al mundo. Ni siquiera yo o él existíamos realmente. Todo falso... salvo el dolor. Salvo ese dolor.
El dolor de mentira que se sabe mentira.
El dolor de saber.

Anna.

julio 25, 2012

Resaca

Ando con resaca últimamente, de una borrachera que no recuerdo.

Me pareciera encontrar retazos de una calle larga, de las veredas mojadas, de una noche caliente. Retazos de paraguas, de una corbata gris, de una promesa. Retazos de charcos.

Y ahora el dolor de cabeza, un vacío en el adentro, sábanas de olvido tendidas sobre la cama demasiado ancha, vos mirando -anochecidas tus pupilas- indiferente por la ventana, con la misma ropa puesta que ayer y antes de ayer.

A medias luces de conciencia, ¿dónde habrán quedado los recuerdos? Hace tiempo que en tus ojos no amanece y mi piel tiene resaca de un amor que no recuerda.


Anna.

julio 23, 2012

Los pro y los contra de hacer dedo II

Un tigre debajo de la cama y un orangután en el armario y una araña dentro de un zapato.

Y yo que no dormía para que durmieras. El orangután. El tigre. La araña. Y yo que no dormía. Cuánto te amaba.............................................................

El tigre y el orangután y la araña, cuánto te amaba..................... cuánto te amaba.




José Sbarra

Marc, la sucia rata

julio 07, 2012

Song of myself (extract)

I believe in you my soul, the other I am must not abase itself to you,
And you must not be abased to the other.

Loafe with me on the grass, loose the stop from your throat,
Not words, not music or rhyme I want, not custom or lecture, not
even the best,
Only the lull I like, the hum of your valved voice.

I mind how once we lay such a transparent summer morning,
How you settled your head athwart my hips and gently turn'd over upon me,
And parted the shirt from my bosom-bone, and plunged your tongue
to my bare-stript heart,
And reach'd till you felt my beard, and reach'd till you held my feet.

Swiftly arose and spread around me the peace and knowledge that pass
all the argument of the earth,

And I know that the hand of God is the promise of my own,
And I know that the spirit of God is the brother of my own,
And that all the men ever born are also my brothers, and the women
my sisters and lovers,
And that a kelson of the creation is love,
And limitless are leaves stiff or drooping in the fields,
And brown ants in the little wells beneath them,
And mossy scabs of the worm fence, heap'd stones, elder, mullein and
poke-weed.


Walt Whitman
Song of myself - 5

junio 27, 2012

"Detrás de lo que somos está lo que no somos...
                         ...y el que ama, ama eso: lo que no somos,
                                                     nuestra cualidad de incompletos."


Anna.

junio 23, 2012

Los pro y los contra de hacer dedo I

Yo sabía que había un tigre debajo de la cama, un orangután en el armario y una araña gigante dentro de un zapato.

Te amaba tanto que para que durmieras tranquila me levantaba por las noches y les daba de comer al tigre, al orangután y a la araña.

Como no me amabas te resultó fácil creerme loco y no quisiste más vivir conmigo. Me obligaste a tomar un tren.

Casi todos los pasajeros descansan con los ojos cerrados. Yo no. No puedo relajarme. Miro la luna por la ventanilla y pienso que estás dormida y que no sabes que hay un tigre debajo de la cama, un orangután en el armario y una araña gigante dentro de un zapato.


José Sbarra
Marc, la sucia rata

junio 15, 2012

Si la describes de arriba abajo, es una luna
sobre una rama,
sobre un montón de arena.

Si la miras de abajo arriba, es un montón de arena,
sobre la cual se yergue una rama
sobre la que luce una luna entre las tinieblas.


Hazim al-Qartachanni

junio 04, 2012

Señales de tránsito

Reuní un congreso de hormigas putas para que masticaran las hojas de tu recuerdo. Te borré de las paredes, del techo, del aire. Dediqué días y noches a borrarte. Lijé maderas, sombras y sábanas. Borré tu culo de las sillas. Hice un trabajo de borradería tan bueno que, si algún día volvés, cuando trates de hablar, verás que tenés borradas la lengua y las palabras.


José Sbarra
Del libro Plástico Cruel

mayo 22, 2012

La poesía es un arma cargada de futuro

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
más se palpita y se sigue más acá de la consciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,
que golpea las tinieblas.

Cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades;
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades,
amorosas crueldades.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto
para ser y tanto somos, dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno,
Estamos tocando el fondo,
estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido,
partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mi a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto y canto y cantando más allá de mis penas,
de mis penas personales,
me ensancho, me ensancho.

No es una poesía gota a gota pensada,
No es un bello producto. No es un fruto perfecto,
es lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejen
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo,
Estamos tocando el fondo.


Gabriel Celaya
https://www.youtube.com/watch?v=iBNf7qPC4ko

mayo 19, 2012

Los pro y los contra de hacer dedo

Otoño. Que sea otoño. Que sea otoño y que llueva. Mucho. Que haya leños ardiendo en un brasero. Y un gato. Que haya un gato y que sea negro y que mire de amarillo y que se enrosque y que nos enseñe un poco a vivir. Pero por sobre todas las cosas que sea otoño. Que le falte un vidrio a la ventana. Que entren por ese hueco la lluvia y el frío. Que tengas ganas de besarme. Muchas ganas. Que un hombre te espere en otra parte. Que sea otra vez otoño. Otoño y Que llueva. Y que no vayas. Que te quedes conmigo. Que sea otoño otra vez y que te quedes.

José Sbarra
¿Alguien habrá acercado su mejilla
a una almohada usada por mí para recordar
el roce de mi piel?

¿Alguien habrá permanecido despierto
...hasta la alta noche
para seguir amando con su mirada
mi egoísmo dormido?

¿Alguien habrá caminado por una calle desierta
de un país lejano murmurando mi nombre
llamándome?

¿Alguien habrá serenado su corazón
apretando contra su rostro
pequeñas ropas mías?

¿Alguien habrá preferido mi muerte
antes que verme
en brazos de otra persona?

¿Alguien habrá gozado
entrando al baño después de mí,
con el vapor,
la temperatura y los perfumes
de mi intimidad?

¿Alguien habrá deseado caer en el sueño
con mi sexo anclado en mi cuerpo?

¿O solamente yo
amé de esa manera?


José Sbarra
de El Libro del Mal Amor

mayo 07, 2012

Canción del pinar

Quiero dejar todas las palomas
en el cedro de tu alma
y todo el beso en tus pies,
que dejes de mirarme burlón,
sé que te estoy dando poco
y mucho te pediré.

Sé la nube sola en mi pradera
seré tu querido verde
y serás sombra en mi mitad.
Y si ves que mi verde se quema
llueve tu llorosa pena
y el verde nuevo se hará.

Y que no te vayas un febrero
detrás de aquella bandada
azabache hasta el pinar.
Quiero ser también dueña del cielo
y un pinar
pero es preciso
que me enseñes a volar.

Hazte sol cercano en la distancia
hazte en el recuerdo un leño
y quemate en mi interior
no quiero tener más noches frías
ni poder tan sólo en sueños
despertarme junto a vos.


Que tengamos alrededor nuestro
quien berree nuestros nombres
y mucha sombra por dar,
y cuando lleguemos a la tierra
únete conmigo en savia
y así haremos sombra igual.

Y que no te vayas un febrero
detrás de aquella bandada
azabache hasta el pinar
quiero ser también dueña del cielo
y un pinar
pero es preciso
que me enseñes a volar.

Quiero ser también dueña del cielo
y un pinar
pero es preciso
que me enseñes a volar.


Jorge Fandermole

mayo 06, 2012

Esos ojos que son lindos cuando lloran
no importa cuándo te pierdan de vista,
siempre te estás yendo.
Las huellas de tu camino tienen barro de mentiras.
Tal vez nuestros destinos sí sean distintos.
Tal vez no nos una ese fino cordón rojo, como creímos. 
O quizás no existe cordón rojo
        y los amantes lo inventan a cada rato
              para permitirse creer
                   en sus propias mentiras.
Quizá si fuésemos menos egoístas pero
¿se puede dejar de ser humano para amar?



¿Por qué esos ojos tan lindos, tan tristes?


Anna.

abril 25, 2012

Cantar de los Cantares (fragmento)

¡Qué lindos son tus pies en las sandalias,
oh, hija de príncipe!

Las curvas de tus caderas son como collares,
obra de manos de artista.

Tu ombligo es un ánfora redonda,
donde no falta el vino.

Tu vientre, un montón de trigo,
cercado de lirios.

Tus dos pechos, cual dos crías mellizas de gacela.

Tu cuello, como torre de marfil.

Tus ojos, las piscinas de Jesbón, junto a la puerta de Bat Rabbim.

Tu nariz, como la torre del Líbano,
centinela que mira hacia Damasco.

Tu cabeza sobre ti, como el Carmelo,
y tu melena, como la púrpura;
¡un rey en esas trenzas está preso!

¡Qué bella eres, qué encantadora,
oh amor, oh delicias!

Tu talle se parece a la palmera,
tus pechos, a los racimos.

Me dije: Subiré a la palmera,
recogeré sus frutos.

¡Sean tus pechos como racimos de uvas,
el perfume de tu aliento como el de las manzanas,
tu paladar como vino generoso!

Él va derecho hacia mi amado,
como fluye en los labios de los que dormitan.

Yo soy para mi amado,
y hacia mí tiende su deseo.

¡Oh, ven, amado mío, salgamos al campo!
Pasaremos la noche en las aldeas.
De mañana iremos a las viñas;
veremos si la vid está en cierne, si las yemas se abren,
y si florecen los granados.

Allí te entregaré el don de mis amores.

Las mandrágoras exhalan su fragancia.

A nuestras puertas hay toda suerte de frutos exquisitos.

Los nuevos, igual que los añejos, los he guardado, amado mío, para ti.



Poema 7, Cantar de los Cantares

abril 21, 2012

Lección Inaugural (fragmento)

(...) La "inocencia" moderna habla del poder como si fuera uno: de un lado los que lo poseen, del otro los que no lo tienen; habíamos creído que el poder era un objeto ejemplarmente político, y ahora creemos que es también un objeto ideológico, que se infiltra hasta allí donde no se lo percibe a primera vista —en las instituciones, en las enseñanzas—, pero que en suma es siempre uno. Pero ¿y si el poder fuera plural, como los demonios? "Mi nombre es Legión", podría decir: por doquier y en todos los rincones, jefes, aparatos, masivos o minúsculos, grupos de opresión o de presión; por doquier voces "autorizadas", que se autorizan para hacer escuchar el discurso de todo poder: el discurso de la arrogancia. Adivinamos entonces que el poder está presente en los más finos mecanismos del intercambio social: no sólo en el Estado, las clases, los grupos, sino también en las modas, las opiniones corrientes, los espectáculos, los juegos, los deportes, las informaciones, las relaciones familiares y privadas, y hasta en los accesos liberadores que tratan de impugnarlo: llamo discurso de poder a todo discurso que engendra la falta, y por ende la culpabilidad del que lo recibe. Algunos esperan de nosotros, intelectuales, que actuemos en toda ocasión contra el Poder; pero nuestra verdadera guerra está en otra parte; está contra los poderes, no se trata de un combate fácil porque, plural en el espacio social, el poder es, simétricamente, perpetuo en el tiempo histórico: expulsado, extenuado aquí, reaparece allá; jamás perece: hecha una revolución para destruirlo, prontamente va a revivir y a rebrotar en el nuevo estado de cosas. La razón de esta resistencia y de esta ubicuidad es que el poder es el parásito de un organismo transocial, ligado a la entera historia del hombre, y no solamente a su historia política, histórica. Aquel objeto en el que se inscribe el poder desde toda la eternidad humana es el lenguaje o, para ser más precisos, su expresión obligada: la lengua.

El lenguaje es una legislación, la lengua es su código. No vemos el poder que hay en la lengua porque olvidamos que toda lengua es una clasificación, y que toda clasificación es opresiva: ordo quiere decir a la vez repartición y conminación. Como Jakobson lo ha demostrado, un idioma se define menos por lo que permite decir que por lo que obliga a decir. En nuestra lengua francesa (y se trata de ejemplos groseros) estoy obligado a ponerme primero como sujeto antes de enunciar la acción que no será sino mi atributo; lo que hago no es más que la consecuencia y la consecución de lo que soy; de la misma manera, estoy siempre obligado a elegir entre el masculino y el femenino, y me son prohibidos lo neutro o lo complejo; igualmente estoy obligado a marcar mi relación con el otro mediante el recurso ya sea al tú o al usted: se me niega la suspensión afectiva o social. Así, por su estructura misma, la lengua implica una fatal relación de alienación. Hablar, y con más razón discurrir, no es como se repite demasiado a menudo comunicar sino sujetar; toda la lengua es una acción rectora generalizada.

Citaré unas palabras de Renán: "El francés, señoras y señores —decía en una conferencia—, jamás será la lengua del absurdo, y tampoco será una lengua reaccionaria. No puedo imaginar una reacción seria que tenga por órgano al francés." Y bien, a su manera, Renán era perspicaz; adivinaba que la lengua no se agota en el mensaje que engendra; que puede sobrevivir a ese mensaje y hacer que en él se oiga, con una resonancia a veces terrible, algo diferente a lo que dice, sobreimprimiendo a la voz consciente y razonable del sujeto la voz dominadora, testaruda, implacable de la estructura, es decir, de la especie en tanto que ella habla. El error de Renán era histórico, no estructural; creía que la lengua francesa, formada —pensaba él— por la razón, obligaba a la expresión de una razón política que, en su espíritu, no podía ser sino democrática. Pero la lengua, como ejecución de todo lenguaje, no es ni reaccionaria ni progresista, es simplemente fascista, ya que el fascismo no consiste en impedir decir, sino en obligar a decir.

Desde que es proferida, así fuere en la más profunda intimidad del sujeto, la lengua ingresa al servicio de un poder. En ella, ineludiblemente, se dibujan dos rúbricas: la autoridad de la aserción, la gregariedad de la repetición. Por una parte, la lengua es inmediatamente asertiva: la negación, la duda, la posibilidad, la suspensión del juicio, requieren unos operadores particulares que son a su vez retomados en un juego de máscaras de lenguaje; lo que los lingüistas llaman la modalidad no es nunca más que el suplemento de la lengua, eso con lo cual, como en una súplica, trato de doblegar su implacable poder de comprobación. Por otra parte, los signos de que está hecha la lengua sólo existen en la medida en que son reconocidos, es decir, en la medida en que se repiten; el signo es seguidista, gregario. En cada signo duerme este monstruo: un estereotipo; nunca puedo hablar más que recogiendo lo que se arrastra en la lengua. A partir del momento en que enuncio algo, esas dos rúbricas se reúnen en mi, soy simultáneamente amo y esclavo: no me conformo con repetir lo que se ha dicho, con alojarme confortablemente en la servidumbre de los signos: yo digo, afirmo, confirmo lo que repito.

En la lengua, pues, servilismo y poder se confunden ineluctablemente. Si se llama libertad no sólo a la capacidad de sustraerse al poder, sino también y sobre todo a la de no someter a nadie, entonces no puede haber libertad sino fuera del lenguaje. Desgraciadamente, el lenguaje humano no tiene exterior: es un a puertas cerradas. Sólo se puede salir de él al precio de lo imposible: por la singularidad mística, según la describió Kierkegaard cuando definió el sacrificio de Abraham como un acto inaudito, vaciado de toda palabra incluso interior, dirigido contra la generalidad, la gregariedad, la moralidad del lenguaje; o también por el amén nietzscheano, que es como una sacudida jubilosa asestada al servilismo de la lengua, a eso que Deleuze llama su manto reactivo. Pero a nosotros, que no somos ni caballeros de la fe ni superhombres, sólo nos resta, si puedo así decirlo, hacer trampas con la lengua, hacerle trampas a la lengua. A esta fullería saludable, a esta esquiva y magnifica engañifa que permite escuchar a la lengua fuera del poder, en el esplendor de una revolución permanente del lenguaje, por mi parte yo la llamo: literatura.



Roland Barthes.

marzo 20, 2012

Hoy me acordé de cuando contábamos semillas en la casa de tu abuela. Tu voz ronca de contar, el negro duro de las semillitas. Mil y tres semillas. O tal vez mil y cuatro. Tal vez no eran mil, después de todo.

Ahora cuando pienso en vos y te sé lejos, me parece que mi vida entera es como aquella vez: contar semillas, perder la cuenta, empezar de nuevo.

http://absent-minded-idiot.deviantart.com/

Anna.

marzo 11, 2012

Vamos a huir.

Nos escapemos.

Huyamos a la luna,

falsifiquemos el pasaporte.

Nos escondamos en algún campanario,

detrás de algún monumento,
no importa.

Cualquier lugar

donde podamos estar solos,

aunque fuera

nada más que media hora,
treinta largos minutos

de vos.


Después, si quisieras,
te muestro el camino de vuelta.

Ahora sólo

quiero quererte mucho

aunque fuera
nada más que media hora,
treinta largos minutos

de vos.

Sólo de vos.

Sólo media hora.


Anna.





febrero 23, 2012

Ausencia

Si pudiera dibujarlo, sería como un pozo, o como la boca de un pozo, donde se adivina un abismo, donde sólo hay negrura...

...o lo dibujaría mar, mar y noche, lo dibujaría horizonte. Como una verdad que es mentira, o como algo lleno en los ojos, pero vacío en el alma.

Lo dibujaría silueta... como la ilusión de reflejo en una sombra. Como el contorno de una espalda amada. Dibujaría un par de ojos negros con pestañas... hasta el infinito.

No le pondría nombre.

febrero 18, 2012

Hey, you.

Me sorprendió oír de su boca las palabras mágicas. Tan simples, tan ufanas.
- Quiero verte.

Así, como si nada. Palabras mágicas: de repente me empezó a hervir la sangre, me subió un no-sé-qué por la espalda. Un sin fin de desobediencias dentro de mí, sometida totalmente a su hechizo; aunque no quisiera, te vería de todas formas. Correría a tu encuentro si me lo pidieras. Me odiaría a mí misma para poder amarte más.

Pero verte, quizá rompería la magia.

Quizá sentir tu perfume, reencontrarme con tus pupilas negras, enfrentarme nuevamente a tus pecas me trajera de vuelta. O me enviara lejos, que por estos días es casi lo mismo.

Quizá redescubrir en tus labios las mismas palabras mágicas, tan dolorosamente dulces, quiero verte. Otra vez, como antes. Tan simple.

Pero quizá rompería la magia, tenerte así, tan cerca. Quizá abrazarte no sería lo mismo. Quizá tu mirada esté ahora más vacía, y todo se pierda.

- Quiero verte.

Un no-sé-qué en la espalda. La cabeza nublada de recuerdos. La garganta hecha nudo con mil cosas que no te dije la última vez. Y una puerta abierta, o casi una puerta, o casi abierta. Tal veces.

Si vos me lo pidieras, iría hasta el fin del mundo. Y la abriría.


Anna.

febrero 04, 2012

Te extrañé.

Te busqué de noche, 
te invoqué en mis sueños, 
te llamé con enfermiza insistencia 
                              para que vinieras a mí. 
        Extrañé tu risa, 
tus manos torpes, 
     extrañé tu calor pegajoso y dulce. 
 Extrañé tu corazón tibio.

                                                             Y vos estabas taaaaaaaaaaaaaaaaan lejos. 
Que incluso aunque grité tu nombre no me oíste. 
Aunque lo llamé a gritos, ni siquiera mis sueños pudieron convencerte. 

Vos no me necesitabas como yo, 
                                               corazón tibio. 

Te decías apasionado, pero en realidad vivías sin fuego en el alma. 
Y a mí, que me reclamabas 
                                       mi nombre mojado, 
                                                                    mi abrazo con lluvia, 
                    me dejaste la hoguera húmeda sobre las sábanas.

                   Me reclamaste no amarte 
                                                        en blanco y negro, 
me creíste incapaz de entregar. 
Inútil para creer.

Y a mí que me reclamabas.

Mi pasión quedó dormida 
como un tigre mientras llueve. 

Lejos,                                 taaaan lejos tuyo, 
   sin una chispa que la hiciera crecer. 

Quedó escondida 
                        bajo las cenizas de antiguas derrotas, 
                                                                             apagadas, 
                                   
                                                                                             sobre la cama.


















Anna.

Bajo una pequeña estrella

Que me disculpe la coincidencia por llamarla necesidad.
Que me disculpe la necesidad, si a pesar de ello me equivoco.
Que no se enoje la felicidad por considerarla mía.
Que me olviden los muertos que apenas si brillan en la memoria.
Que me disculpe el tiempo por el mucho mundo pasado
por alto a cada segundo.
Que me disculpe mi viejo amor por considerar al nuevo
el primero.
Perdonadme, guerras lejanas, por traer flores a casa.
Perdonadme, heridas abiertas, por pincharme en el dedo.
Que me disculpen los que claman desde el abismo el disco
de un minué.
Que me disculpe la gente en las estaciones por el sueño
a las cinco de la mañana.
Perdóname, esperanza acosada, por reírme a veces.
Perdonadme, desiertos, por no correr con una cuchara de agua.
Y tú, gavilán, hace años el mismo, en esta misma jaula,
inmóvil mirando fijamente el mismo punto siempre,
absuélveme, aunque fueras un ave disecada.
Que me disculpe el árbol talado por las cuatro patas de la mesa.
Que me disculpen las grandes preguntas por las pequeñas
respuestas.
Verdad, no me prestes demasiada atención.
Solemnidad, sé magnánima conmigo.
Soporta, misterio de la existencia, que arranque hilos de tu cola.
No me acuses, alma, de poseerte pocas veces.
Que me perdone todo por no poder estar en todas partes.
Que me perdonen todos por no saber ser cada uno de ellos,
cada una de ellas.
Sé que mientras viva nada me justifica
porque yo misma me lo impido.
Habla, no me tomes a mal que tome prestadas palabras patéticas
y que me esfuerce después para que parezcan ligeras.



















Wislawa Szymborska 

Traducción de Abel A. Murcia

febrero 01, 2012

El mundo volando a pedazos a su alrededor.
...y ella llorando por un puñado de flores deshojadas.

Anna.

enero 30, 2012

La boca

Boca que arrastra mi boca: 
boca que me has arrastrado: 
boca que vienes de lejos 
a iluminarme de rayos. 

Alba que das a mis noches 
un resplandor rojo y blanco. 
Boca poblada de bocas: 
pájaro lleno de pájaros. 

Canción que vuelve las alas 
hacia arriba y hacia abajo. 

Muerte reducida a besos, 
a sed de morir despacio, 
das a la grama sangrante 
dos fúlgidos aletazos. 

El labio de arriba el cielo 
y la tierra el otro labio. 

Beso que rueda en la sombra: 
beso que viene rodando 
desde el primer cementerio 
hasta los últimos astros. 

Astro que tiene tu boca 
enmudecido y cerrado 
hasta que un roce celeste 
hace que vibren sus párpados. 

Beso que va a un porvenir 
de muchachas y muchachos, 
que no dejarán desiertos 
ni las calles ni los campos. 

¡Cuánta boca enterrada, 
sin boca, desenterramos! 

Beso en tu boca por ellos, 
brindo en tu boca por tantos 
que cayeron sobre el vino 
de los amorosos vasos. 

Hoy son recuerdos, recuerdos, 
besos distantes y amargos. 

Hundo en tu boca mi vida, 
oigo rumores de espacios, 
y el infinito parece 
que sobre mí se ha volcado. 

He de volverte a besar, 
he de volver, hundo, caigo, 
mientras descienden los siglos 
hacia los hondos barrancos 
como una febril nevada 
de besos y enamorados. 

Boca que desenterraste 
el amanecer más claro 
con tu lengua. Tres palabras, 
tres fuegos has heredado: 
vida, muerte, amor. Ahí quedan 
escritos sobre tus labios.

Miguel Hernández

enero 11, 2012

El perro cojo

Con una pata colgando,
despojo de una pedrada,
pasó el perro por mi lado,
un perro de pobre casta.
Uno de esos callejeros,
pobres de sangre y estampa.
Nacen en cualquier rincón,
de perras tristes y flacas,
destinados a comer
basuras de plaza en plaza.

Cuando pequeños, qué finos
y ágiles son en la infancia,
baloncitos de peluche,
tibios borlones de lana,
los miman, los acurrucan,
los sacan al sol, les cantan.
Cuando mayores, al tiempo
que ven que se fue la gracia,
los dejan a su ventura,
mendigos de casa en casa,
sus hambres por los rincones
y su sed sobre las charcas.

Qué tristes ojos que tienen,
que recóndita mirada
como si en ella pusieran
su dolor a media asta.
Y se mueren de tristeza
a la sombra de una tapia,
si es que un lazo no les da
una muerte anticipada.

Yo le llamo: psss, psss, psss.
Todo orejas asustadas,
todo hociquito curioso,
todo sed, hambre y nostalgia,
el perro escucha mi voz,
olfatea mis palabras
como esperando o temiendo
pan, caricias... o pedradas,
no en vano lleva marcado
un mal recuerdo en su pata.
Lo vuelvo a llamar: psss, psss.
Dócil a medias avanza
moviendo el rabo con miedo
y las orejitas gachas.

Chasco los dedos; le digo:
"ven aquí, no te hago nada,
vamos, vamos, ven aquí".
Y adiós la desconfianza.
Que ya se tiende a mis pies,
a tiernos aullidos habla,
ladra para hablar más fuerte,
salta, gira; gira, salta;
llora, ríe; ríe, llora;
lengua, orejas, ojos, patas
y el rabo es un incansable
abanico de palabras.

Es su alegría tan grande
que más que hablarme, me canta.
"¿Qué piedra te dejó cojo?
Sí, sí, sí, malhaya".
El perro me entiende; sabe
que maldigo la pedrada,
aquella pedrada dura
que le destrozó la pata
y él, con el rabo, me dice
que me agradece la lástima.
"Pero tú no te preocupes,
ya no ha de faltarte nada.
Yo también soy callejero,
aunque de distintas plazas
y a patita coja y triste
voy de jornada en jornada.
Las piedras que me tiraron
me dejaron coja el alma.

Entre basuras de tierra
tengo mi pan y mi almohada.
Vamos, pues, perrito mío,
vamos, anda que te anda,
con nuestra cojera a cuestas,
con nuestra tristeza en andas,
yo por mis calles oscuras,
tú por tus calles calladas,
tú la pedrada en el cuerpo,
yo la pedrada en el alma
y cuando mueras, amigo,
yo te enterraré en mi casa
bajo un letrero: «aquí yace
un amigo de mi infancia».

Y en el cielo de los perros,
pan tierno y carne mechada,
te regalará San Roque
una muleta de plata.
Compañeros, si los hay,
amigos donde los haya,
mi perro y yo por la vida:
pan pobre, rica compaña.

...

Era joven y era viejo;
por más que yo lo cuidaba,
el tiempo malo pasado
lo dejó medio sin alma.
Y fueron muchas las hambres,
mucho peso en sus tres patas
y una mañana, en el huerto,
debajo de mi ventana,
lo encontré tendido, frío,
como una piedra mojada,
un duro musgo de pelo,
con el rocío brillaba.

Ya estaba mi pobre perro
muerto de las cuatro patas.
Hacia el cielo de los perros
se fue, anda que te anda,
las orejas de relente
y el hociquillo de escarcha.
Portero y dueño del cielo
San Roque en la puerta estaba:
ortopédico de mimos,
cirujano de palabras,
bien surtido de intercambios
con que curar viejas taras.

"Para ti... un rabo de oro;
para ti... un ojo de ámbar;
tú... tus orejas de nieve;
tú... tus colmillos de escarcha.
Y tú, —mi perro reía—,
tú... tu muleta de plata".

Ahora ya sé por qué está
la noche agujereada:
¿Estrellas... luceros...? No,
es mi perro cuando anda...
con la muleta va haciendo
agujeritos de plata.


Manuel Benitez Carrasco
https://www.youtube.com/watch?v=iRjIP8FY0fw

enero 01, 2012

Fireworks

Golpean contra los vidrios con sus explosiones como truenos, iluminando el cuarto oscuro con relámpagos de colores. Brevisísimos silencios, el tiempo de un latido entre trueno y trueno, entre el desparramo de explosiones. Ahí, en esos instantes callados, se me dibuja tu cara en la oscuridad, tu cuerpo desnudo, tu sonrisa negra de noche. Sonrisa negra de noche negra.

Después, luces de colores, desmigajos de año nuevo en los vidrios, y relámpagos que recuerdan el departamento vacío, la falta de vos, tu falta, vos faltante.

Año nuevo.

Unas risas borrachas de verano dando vuelta a la esquina del edificio, el tarareo alegre de las bocinas en la calle, el viento haciendo pogo en el balcón, el aire que invita fiesta loca de verduras en domingo.

Pero adentro todos duermen, lejos de las luces. Lejos de los pequeños latidos de los vidrios. Lejos, adentro. Todos durmiendo, y yo buscándote en la oscuridad. En donde los charquitos de silencio toman forma y se hacen cuerpo. Cuerpo tuyo que me abraza, lo mismo que un eco de explosión a las ventanas. Y después, lo mismo que un relámpago de luces de colores, ya no está.

Destellitos de año nuevo roto.

Y de pronto ya no estás.


Anna.