diciembre 19, 2011

Antes de medianoche

Cenicienta,
¿quién sos?

¿Quién sabe tu nombre,
             quién te ha visto?

tus ojos       claroscuros,
¿quién los ha visto?

Cenicienta,         tu vestido
       y tu sonrisa,
Cenicienta,         tu zapatito de cristal,
       era todo un cuento,
Cenicienta,
para dormir antes de medianoche,
  tu calabaza,
Cenicienta,
 
   una mentira        sabor naranja.

¿Lo sabías, Cenicienta,
      que los cuentos
              son sólo cuentos
"Cenicienta ¿tu nombre...?"

...y los finales felices,
           sabor naranja?



Anna.

diciembre 03, 2011

El tiempo es como un gato.
Elástico y perezoso.
Suave, a veces.
A veces no.

De besos ásperos.
De pasar lento y en silencio,
de presencia etérea,
de andar amortiguado.
De ojos vacíos...
eternamente vacíos.
A veces dulces.

De pelo liso,
de apetito intermitente.
De espíritu cimarrón.
De lealtad efímera.

De uñas filosas.

El tiempo tiene el cuerpo
cálido y pequeño de un gato,
como el que se duerme
cada noche junto a mí.
Como el que cada mañana
se despierta en otro lado.

Como el que me ronronea y rasguña.

Como el que hoy viene
cuando lo llamo.

Y mañana ya no.



Anna.


octubre 22, 2011

No me arrepiento de nada

Desde la mujer que soy,
a veces me da por contemplar
aquellas que pude haber sido;
las mujeres primorosas,
hacendosas, buenas esposas,
dechado de virtudes,
que deseara mi madre.

No sé por qué
la vida entera he pasado
rebelándome contra ellas.

Odio sus amenazas en mi cuerpo.
La culpa que sus vidas impecables,
por extraño maleficio,
me inspiran.
Reniego de sus buenos oficios;
de los llantos a escondidas del esposo,
del pudor de su desnudez
bajo la planchada y almidonada ropa interior.

Estas mujeres, sin embargo,
me miran desde el interior de los espejos,
levantan su dedo acusador
y, a veces, cedo a sus miradas de reproche
y quiero ganarme la aceptación universal,
ser la "niña buena", la "mujer decente"
la Gioconda irreprochable.
Sacarme diez en conducta
con el partido, el estado, las amistades,
mi familia, mis hijos y todos los demás seres
que abundantes pueblan este mundo nuestro.

En esta contradicción inevitable
entre lo que debió haber sido y lo que es,
he librado numerosas batallas mortales,
batallas a mordiscos de ellas contra mí
-ellas habitando en mí queriendo ser yo misma-
transgrediendo maternos mandamientos,
desgarro adolorida y a trompicones
a las mujeres internas
que, desde la infancia, me retuercen los ojos
porque no quepo en el molde perfecto de sus sueños,
porque me atrevo a ser esta loca, falible, tierna y vulnerable,
que se enamora como alma en pena
de causas justas, hombres hermosos,
y palabras juguetonas.
Porque, de adulta, me atreví a vivir la niñez vedada,
e hice el amor sobre escritorios
-en horas de oficina-
y rompí lazos inviolables
y me atreví a gozar
el cuerpo sano y sinuoso
con que los genes de todos mis ancestros
me dotaron.

No culpo a nadie. Más bien les agradezco los dones.

No me arrepiento de nada, como dijo la Edith Piaf.

Pero en los pozos oscuros en que me hundo,
cuando, en las mañanas, no más abrir los ojos,
siento las lágrimas pujando;
veo a esas otras mujeres esperando en el vestíbulo,
blandiendo condenas contra mi felicidad.
Impertérritas niñas buenas me circundan
y danzan sus canciones infantiles contra mí
contra esta mujer
hecha y derecha,
plena.
Esta mujer de pechos en pecho
y caderas anchas
que, por mi madre y contra ella,
me gusta ser.



Gioconda Belli

octubre 14, 2011

En un rinconcito con ventana, medio escondido entre las cortinas, hay un hueco donde los días son más lindos que en el resto de la casa. El verano mete los dedos por ahí a veces y la lluvia es un orgasmo dulce y húmedo sobre el cristal de colores. Las noches con estrellas, hay fiesta detrás de las cortinas; y si tus papás no los miran, mil colores que bailan alrededor de tu ombligo.


Anna.

septiembre 26, 2011

Quizá siempre pertenecimos a mundos distintos. Debe ser. Pero es que recién me doy cuenta... no parecíamos tan lejanos cuando me abrazabas.

Ahora parecen años desde que no te veo, y me imagino a veces cuando viajo en colectivo que subís de casualidad en el mismo, que me sonreís desde el principio del pasillo y caminás hasta mí con la misma sonrisa. O que alguna vez paseando por el centro voy a tropezarme con alguien y vas a ser vos.

Me pregunto si imaginar, si desear que justo tenés unos minutos y aceptás el café que te invito, no será ya mucho pedirle al destino.

Pero es que estos melancólicos sólo vivimos para haberte perdido, por esas cosas de la vida que uno no trata de entender, y simplemente se le pasan, invitándote un café, casi diez años después. La melancolía nos salva a veces, cuando no hay café, ni peatonal, ni vos. La melancolía nos salva de no perderte. De no olvidar.

Aunque el precio sea perderte un poco todos los días. La locura. Me pregunto si vos también pagaste ese precio, o será que a vos los días no te pesan como a mí, y no te imaginás cosas cuando vas en el colectivo.

Me pregunto si será que yo valía para vos eso. Eso, vivir así, esta melancolía.

O era más valioso el futuro. El olvido, y el futuro.



Anna.

septiembre 09, 2011

Tristes guerras
si no es amor la empresa.
Tristes. Tristes.

Tristes armas
si no son las palabras.
Tristes. Tristes.

Tristes hombres
si no mueren de amores.
Tristes. Tristes.


Miguel Hernández
(Imagen: Bansky)

agosto 31, 2011

Candela

Te volaste, palomita
aún no te teníamos pena
te escapaste con el viento
te volaste, como arena.

Me pregunto si
pagaste vos por los que no creímos
me pregunto si 
no será que hubo algún error.

Si es que fuera, palomita,
si es que fueras, pero no.

Será otro rezo verde
otra rama de incienso
y vos llorando, palomita,
vos llorando por una primavera
que ¡ay, si será verde!
Nunca te llegó.

Te volaste, no sabías
las alas no eran tuyas,
lo supimos, palomita,
lo supimos... las palomas 
no emigran con viento al sur.

Si pudieran, palomita.
Si pudieras, pero no.

Las sombras de algún lapacho
hablarán alguna vez de vos,
y algún bichito de luz
cargue con el peso de tu adiós.




Anna.
http://www.lagaceta.com.ar/nota/452964/Policiales/A-Candela-golpearon-luego-trataron-quemar-cadaver.html

agosto 20, 2011

De la forma que quieras.

Quereme. 
Pero no, no así. 
Quereme como si te faltara, 
                                         como si no pudieras quererme de otra forma. 
Quereme como si me necesitaras, 
                                      como al aire, 
                                             como al verano, 
                                                    como a la poesía. 
Quereme con locura, con enfermiza locura, 
quereme con obsesiva pasión... 
Quiero que me quieras, que me desees, que me adores, quiero ser lo único, el centro, 
el absoluto, 
        el todo. Ser en vos, para vos, por vos, ser tu diosa, tu musa, tu actriz, tu pintura, tu heroína, tu sueño, tu eterno desvelo.


Tendría que haber nacido princesa en un cuento de hadas, para que me quisieras imposible.
Para que, al menos, me quisieras.
De cualquier forma.




Anna.

agosto 11, 2011

Bye (and good luck)

"Me voy a ir de acá" dice y yo la odio y la odio y la odio.

Será porque yo toco la guitarra y tomo mate, y a vos no te gustan ninguna de esas cosas.
Tantas noches que ahogué mis pequeñas tristezas para consolar las tuyas. Tantos pequeños catástrofes pintados de otros colores, tantas ganas de llorar convertidas en risas tuyas, para verte feliz.

Porque verte feliz es lo único que importa.

Pero quién te entiende (más que yo-como yo). Quién entiende que tan simple como una burbuja te exploten las ganas de irte. Y te estés yendo, sin más.

"Te voy a llamar, todos los días".

Yo pienso si los días serán suficientes, y si será que en Buenos Aires ven otras estrellas de noche. Si será que esas estrellas te harán más feliz que usar mi maquillaje, que viajar en auto conmigo.

Quién entiende que necesités irte para realmente estar acá. Porque todo se trata de esas pequeñas ironías, tan caras. Como las mías, que te estoy viendo irte y te dejo.

Te dejo, porque entendí -y un poco más que vos, quizás-, te dejo.

'Cause the times, they are a changin... Y te vas.


Anna.

agosto 07, 2011

Porque sí

Pececito esquivo,
caballito que monto,
delicia que no nombro,
y quiero, quiero, quiero.

Cuando te beso, acierto;
cuando te toco, creo;
si te acaricio mido
mi infinito deseo.

Mas te prolongas lejos;
eres más, eres lo otro,
lo que nunca apreso
aunque te toco y beso.

siempre un poco esquiva,
siempre resbalada,
tú, que nunca entiendo,
y quiero, quiero, quiero.


Gabriel Celaya

julio 31, 2011

Quise ser todo eso que vos necesitabas, que en silencio me pedías, quise serlo todo. Y eras vos el protagonista, aunque al cuento lo escribía yo... después, las rosas empezaron a secarse, y ya sabés, en agosto todo es amarillo.

Me gustaría ser eso que vos querías, eso que yo era y ya no soy, por cuestión de matemáticas, tengo tantas ganas de que me quieras. Nunca pude hacer bien los nudos de las zapatillas y andaba descalza, por las mañanas el olor era a chocolate, había naranjas que rodaban por el pasillo, los colores eran otros (no sé si era más feliz, sólo sé que no hacía tanto frío, el invierno parecía menos largo). Ojalá fuera yo la protagonista en tu novela.

Egoístamente, nunca supe qué decir en este tipo de situaciones. Y si lloro, lloro por mí. Ya florecen los árboles de la avenida y nosotros perdiendo el tiempo... los jacarandás esperarán en agosto a nuestro regreso. En agosto.

Si me quisieras sería todo más fácil, ah, primavera, primavera.



Anna.

julio 05, 2011

Andrógino.

Entre las pestañas, debajo de las uñas,
un solo entramado en el tejido de mi carne,
obsesivamente,
compulsivamente,
vos, siempre vos,
creciendo entre mi pelo,
vistiéndote de mi ropa, en todas partes
y en ninguna.
Tan sombra, tan espejismo y tan cuerpo,
lleno hasta los huesos, lleno, lleno,
pedazo de canción hecha camino,
juez, verdugo, medio-día de domingo,
abrigo de invierno,
mi único capricho arrancado al destino,
abrigo de invierno... abrigo de invierno.


Anna.

junio 20, 2011

Qué ganas de escribir sin saber dónde, mi amor... mi amor, sin saber dónde.
Desde que me falta tu cuerpo, mi amor, dónde escribir.
Desde que me falta tu cuerpo, mi amor.
Cuánto me falta.


Anna.

junio 17, 2011

"¡Holis! Estaba pensando vos, y me vinieron ganas de escribir. Pero de escribir bien, sin caritas, sin símbolos, usando puntuación, acentos, todos. Una escritura en la que lo único que cobre verdadero valor sean las palabras en sí mismas, su esencia y no su posición en una oración suelta. Una carta, podríamos decir, aunque no se si es exactamente lo que busco.

¿Te gusta escribir? A mi me gusta mucho, creo que nunca te lo había dicho, ¿o si? Todavía hay tantas cosas que no sabemos del otro... Es gracioso que recién lo mencione. El único problema que tengo al escribir es que no puedo obligarme a hacerlo. Simplemente surge, es algo tan espontáneo en mi como mis cambios de humor. Lo bueno de eso es que no me deja mentir. Es la forma más pura que tengo para expresarme, me libera, así que poner una falsedad entre estas palabras es para mi tan malo como robar o asesinar a alguien. Y no, no estoy exagerando, esta vez no, ¡en serio! Pensé que quizá como te gusta leer, también de vez en cuando hacías algo como esto.

Nunca te conté, pero tengo un blog. De vez en cuando escribo ahí, aunque lo tengo muy dejado... Si te interesa algún día podría mostrarte algunas cosas. No puedo pasártelo. Es más, acabo de sacarlo de mi información de facebook. No es que sea algo personal, por supuesto, porque si quisiera que alguien lo leyera serías el primero en la lista. Es simplemente que lo uso para mi y sólo para mi. Para desahogarme, para llorar, para reír, para explotar de felicidad. Es mío y por tanto sólo yo puedo entenderlo. Después de todo, cuando uno escribe por el simple placer de escribir, lo hace por uno y para uno, para entenderse, para pensar, para reflexionar. Es como imprimir tu alma en palabras. Sería problemático tener que explicar algo tan complejo como el alma a todos los que leyeran tus escritos, ¿no crees?

Pero hoy es distinto. Hoy escribo para alguien. Hoy escribo para vos y sólo para vos, porque tengo deseos, porque no me falta inspiración, porque no tengo motivos pero a la vez los tengo todos. Porque quiero.

Si realmente la escritura es un reflejo del alma, aquí te presento la mía. No es mucho, pero es todo lo que tengo, lo único que me hace ser quién soy. Amo escribir, casi tanto como cantar, saltar y abrazar. Pero es éste tipo de escritura la que me tiene enamorada, estas palabras que se extienden por oraciones, párrafos, páginas. Este tipo de escritura que jamás me demandará detenerme, jamás me exigirá un número límite de caracteres. Se siente libre, ¿no crees? Perderse en un mar de palabras hermosas, que no significan nada para los demás, pero para uno lo son todo. Lo son todo porque son nuestra esencia, porque el hombre no puede pensar sin palabras. Tampoco puede hacerlo sin un alma.

Es gracioso que estas pequeñas cosas puedan hacernos tan felices, a los seres humanos, digo. Es parar un segundo y mirar a tu alrededor. Mirar, no ver. Sentir el sol en la piel, en viento el la cara, el aire recorriéndonos de arriba a abajo. Es parar un segundo y ser uno mismo, dejar de correr hacia ningún lugar y disfrutar del ahora.

Son estas palabras las que hoy te regalo. No dicen nada, pero a la vez dicen mucho. No dicen de sí mismas, pero sí de quién las juntó y las hizo ser lo que aquí son. No es que escriba porque quiera decirte algo, simplemente escribo porque quiero decirte todo.

No es que escriba porque te fuiste, simplemente escribo porque sigues aquí."


Emilia Abdala (Nana)
http://dreamsoflullaby.blogspot.com/

mayo 22, 2011

Ciego por voluntad y por destino

Porque todo es igual y tú lo sabes,
has llegado a tu casa, y has cerrado la puerta
con ese mismo gesto con que se tira un día,
con que se quita la hoja atrasada al calendario
cuando todo es igual y tú lo sabes.
Has llegado a tu casa,
y, al entrar,
has sentido la extrañeza de tus pasos
que estaban ya sonando en el pasillo antes de que llegaras,
y encendiste la luz para volver a comprobar
que todas las cosas están exactamente colocadas como estarán dentro de un año;
y después,
te has bañado, respetuosa y tristemente, lo mismo que un suicida,
y has mirado tus libros como miran los árboles sus hojas,
y te has sentido solo,
humanamente solo,
definitivamente solo porque todo es igual y tú lo sabes.

Has llegado a tu casa,
y ahora querrías saber para qué sirve estar sentando,
para qué sirve estar sentado igual que un náufrago
entre tus pobres cosas cotidianas.
Sí, ahora quisiera yo saber
para qué sirve el gabinete nómada y el hogar que jamás se ha encendido,
y el Belén de Granada
–el Belén que fue niño cuando nosotros todavía
nos dormíamos cantando–
y para qué puede servir esta palabra: ahora
esta palabra misma “ahora”
cuando empieza la nieve,
cuando nace la nieve,
cuando crece la nieve en una vida que quizás está siendo la mía,
en una vida que no tiene memoria perdurable,
que no tiene mañana,
que no conoce apenas si era clavel, si es rosa, si fue azucenamente hacia la tarde.

Sí, ahora
me gustaría saber para qué sirve este silencio que me rodea,
este silencio que es como un luto de hombres solos,
este silencio que yo tengo,
este silencio
que cuando Dios lo quiere se nos cansa en el cuerpo,
se nos lleva,
se nos duerme a morir
porque todo es igual y tú lo sabes.

Sí, he llegado a mi casa, he llegado,
desde luego, a mi casa,
y ahora es lo de siempre,
lo de nogal diario,
los cuadros que aún no he tenido tiempo de colgar
y están sobre la
mesa que vistió de volantes mi hermana,
la madera que duele,
y la pequeña luz deshabitando la habitación,
y la pequeña luz que es como un hueco en la penumbra,
y el vaso para nadie
y el puñado de sueño,
y las estanterías,
y estar sentado para siempre.
Sí, he vuelto de la calle; estoy sentado;
la nieve de empezar a ser bastante
sigue cayendo,
sigue cayendo todo, sigue haciéndose igual,
sigue haciéndose luego,
sigue cayendo,
sigue cayendo todo lo que era Europa, lo que era
mío y había llegado
a ser más importante que la vida,
lo que nació de todos y era como una grieta de luz
entre mi carne,
sigue cayendo,
sigue cayendo todo lo que era propio,
lo que ya estaba liberado,
lo que ya estaba descolorido por la vida,
sigue cayendo,
sigue cayendo todo lo que era humano, cierto y frágil
lo mismo que una niña de seis años que llorara
durmiendo,
sigue cayendo,
sigue cayendo todo,
como una araña a la que tú vieras caer,
a la que vieras tú cayendo siempre,
a la que vieras tú mismo,
tú, tristemente mismo,
a la que vieras tú cayendo hasta que te tocara en la pupila con sus patas velludas,
y allí la vieras toda,
toda solteramente siendo araña,
y después la sintieras penetrarte en el ojo,
y después la sintieras caminar hasta adentro,
hacia dentro de ti caminando y llenándote,
llenándote de araña,
y comprobaras que estabas siendo su camino
porque cegabas de ella,
y todavía después la sintieras igual,
igual que rota
y todavía…

–¡Buenas noches, don Luis! –.

Sí, es verdad que el sereno
cuando me abrió esta noche la cancela,
me ha recordado a la palabra “igual”;
me ha recordado
que estaba ya,
desde hace muchos años,
haciéndose gallego inútilmente
porque ya lo sabía,
porque ya lo sabía, y casi le zumbaba la boca como un trompo,
a fuerza de callar
y de tener la cara expectante y atónita.
Sí, es verdad,
Y ahora comprendo por qué me ha recordado a la palabra “igual”:
era lo mismo que ella,
era igual y tenía
las llaves enredadas entre las manos
pero sirviéndole para todo como sus cinco letras,
las cinco llagas de la palabra igual,
las cinco llagas que le sonaban luego,
que le sonaban igual que ayer y que mañana,
igual que ahora
siento de pronto,
ahogada en la espesura de silencio que me rodea,
como una vibración mínima y persuasiva
de algo que se mueve para nacer,
y es un ruido pequeño,
casi como un latido que sufriera,
como un latido en su claustro de musgo,
como un niño de musgo que porque duele tiene nombre,
tiene ese nombre que únicamente puede escuchar
la madre,
ese nombre que ya duele en el vientre,
que ya empieza a decirse a su manera.

Y es un sonido de algo interior que vibra,
de algo interior que está subiendo a mi garganta
como el agua en un pozo,
igual que esa palabra que no has pensado aún
mientras la estás diciendo,
y después se hace radiante, ávido, irrestañable,
y ahora es ya la memoria que se ilumina como un cabo de vela que se enciende con otra,
y ahora es ya el corazón que se enciende con otro
corazón que yo he tenido antes,
y con otro que yo entristezco todavía,
y con otro
que yo puedo tener, que estoy teniendo ahora,
un corazón más grande,
un corazón para vivirlo, descalzo y necesario,
un corazón reunido,
reunido de otros muchos,
igual que un olor único que hacen diversas flores;
y pienso
que quizás estoy ardiendo todo,
que se ha quemado la palabra “igual”,
nos vibra el corazón como cristal tañido;
nos vibra,
está vibrando ya con este son que suena,
con este son, con este son que suena enloqueciendo
ya la casa toda,
mientras que se me va descoloriendo el alma
por una grieta dulce.



Luis Rosales,
"La casa encendida"

mayo 05, 2011

Para mi cumpleaños regalame una mentira.

Mentime que estás bien. Que estoy bien. Que estamos bien.

Que sea la mentira más bonita del mundo.

Y feliz cumpleaños.



Anna.

abril 30, 2011

Del por qué de las playas

El hombre que camina y no sabe lo que busca
se ha declarado arena
y podría sentirse sol entre las algas y los ripios.
¡Loco acantilado consumido y no acostado nunca!

Porque la playa es un lugar de ciertos sueños
hacia donde emigra la cabeza del enigma
y se hace sal el universo.
Atrás quedan las gaviotas, el agujero de las nubes.
Esas aguas se conservan entre el viento.

Alguien que ha jugado y se ha dormido
ya es el cielo.
Se ha tomado de sí mismo
en un abismo mudamente coloreado de cerezas.
Nadie descubre al hombre solo que no busca lo que quiere,
pero desde adentro sabe transformar.
A veces se comporta como un último lugar.
Porque sí, desde hace mucho.

Hasta que el agua le haga dientes y riquezas
y le socave el vientre de los nidos
y los ojos casi carne del éter
y el hombre ya no esté.
Por más que se lo quiera buscar, no esté
ni como piel, ni como piedra,
o esté jugando a ser como la roca.


L. A. Spinetta

abril 27, 2011

- ¿Qué hacés?
- Espero.
- ¿A qué?
- A que pase el tren.
- Pero por acá no pasan trenes...
- Ya pasarán.





Anna.

abril 24, 2011

Reír llorando

Viendo a Garrick, actor de la Inglaterra, 
el pueblo al aplaudirlo le decía: 
Eres el más gracioso de la tierra y el más feliz. 
Y el cómico reía. 

Víctimas del spleen los altos lores, 
en sus noches más negras y pesadas, 
iban a ver al rey de los actores 
y cambiaban su spleen en carcajadas. 

Una vez ante un médico famoso, 
llegose un hombre de mirar sombrío: 
-Sufro -le dijo- un mal tan espantoso 
como esta palidez del rostro mío. 

Nada me causa encanto ni atractivo; 
no me importan mi nombre ni mi suerte; 
en un eterno spleen muriendo vivo, 
y es mi única pasión la de la muerte. 

-Viajad y os distaeréis. -Tanto he viajado... 
-Las lecturas buscad. -Tanto he leido...
-Que os ame una mujer -¡Si soy amado! 
-Un título adquirid. -Noble he nacido. 

-¿Pobre seréis quizá? -Tengo riquezas 
-¿De lisonjas gustáis? -¡Tantas escucho! 
-¿Que tenéis de familia? -Mis tristezas... 
-¿Vais a los cementerios? -Mucho, mucho...

¿De vuestra vida actual tenéis testigos? 
-Sí, mas no dejo que me impongan yugos; 
yo les llamo a los muertos mis amigos; 
y les llamo a los vivos mis verdugos. 

-Me deja -agrega el médico- perplejo 
vuestro mal, y no debo acobardaros; 
Tomad hoy por receta este consejo: 
sólo viendo a Garrick podéis curaros. 

-¿A Garrick? -Sí, a Garrick... La más remisa 
y austera sociedad lo busca ansiosa; 
todo aquel que lo ve muere de risa; 
¡tiene una gracia artística asombrosa! 

-Y a mí me hará reir? -Ah, sí, os lo juro!; 
él, sí, nada más él... Mas ¿qué os inquieta? 
-Así -dijo el enfermo- no me curo: 
¡Yo soy Garrick! Cambiadme la receta. 

¡Cuántos hay que, cansados de la vida, 
enfermos de pesar, muertos de tedio, 
hacen reir como el autor suicida 
sin encontrar para su mal remedio! 

¡Ay, cuántas veces al reír se llora...! 
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe, 
porque en los seres que el dolor devora 
el alma llora cuando el rostro ríe! 

Si se muere la fe, si huye la calma, 
si sólo abrojos nuestras plantas pisa 
lanza a la faz la tempestad del alma 
un relámpago triste: la sonrisa.


El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar con carcajadas.



Juan de Dios Peza

abril 17, 2011

"Tenés veintiún años. Portate como adulto", le dijeron.

Y él se quedó pensando.

Si hubiese sabido cómo ser un adulto, tal vez hubiese dicho que no.

Pero como no sabía, no tuvo más remedio que serlo.

Anna.

abril 04, 2011

Voy a darme con el gusto de escribir algo tan meloso que al leerlo se te pegue a la piel como dulce de leche. Y tengás que bañarte para sacártelo. O larmerte como un gato (aunque esa parte también la puedo hacer yo).


                             Las dos cosas más bonitas de este mundo: vos, y yo cuando estoy con vos. Soy la más bonita del mundo.

Eh, yo también soy feliz a veces.

 Soy feliz cuando te acaricio. Soy feliz cuando te miro dormir. Soy feliz, aunque ronques. Soy feliz cuando tu mano está sobre mi mano, tamborileando con los dedos algún ritmo, de esos que tenés más en el corazón que en la cabeza, y que inconscientemente estás marcando todo el tiempo. Soy feliz cuando decís boludeces, soy feliz aunque a alguna no la entienda. Soy feliz cuando hacés esas cosas que sólo vos podrías hacer (cuando cuidás con tanto cariño  a todas tus mascotas -hasta las virtuales-, cuando comés y te embarrás como un nene, cuando empezás a hablar de música y te perdés...). Soy feliz cuando te avergonzás por todo eso, y me decís que a mí deberían gustarme tipos más serios. Soy feliz cuando te contesto no seas tonto, y me sonreís. Y me sonreís.

Soy tan feliz cuando me sonreís.

Nada me da miedo si estás conmigo.

Te quiero tanto (aunque a veces se me olvide), vos no te olvidés nunca. Por favor.

A s í          y o        s e p a       c o m o           v o l v e r .

Vos sos mi camino de vuelta.

Y cuando estamos juntos, existe un destino.

Te lo puedo asegurar.

Nosotros estábamos destinados a conocernos.




Anna.

abril 01, 2011

"El hecho de que la vida no tenga ningún sentido es una razón para vivir, la única, en realidad".


E. M. Cioran

marzo 26, 2011

En un mundo gobernado por subjetividades ¿qué es verdad y qué es mentira?
Lo que no se conoce, lo que no se acepta... nada es cierto hasta que no recibe el voto unánime de la sociedad toda.
La Verdad queda sujeta a la opinión de un jurado.

Se convierte en una construcción colectiva.



Los engañé. Los engañé a todos. Los engañé tan bien, que aunque hubiesen sabido... que aunque supieran ahora, no lo creerían, no me creerían.
Los engañé tan bien...
O será que los que tuvieron razón eran ellos, y todo este tiempo me estuve engañando a mí misma.

.    .    .

Para que de tu propia mentira, nazca un mundo incorregible, incierto, hipócrita y pegajoso, que por acuerdo universal se convierta en una realidad que no existe. Que la mentira sea verdad y la verdad mentira.

Que la fantasía que creaste alrededor tuyo tome posesión de tu vida y te atrape dentro de su vientre para que no podás salir jamás.

Para que nadie te crea nunca.

.    .    .

El personaje que interpreté se me pegó a los huesos, y aunque yo lo odiaba, no pude alejarlo de mí.

La gente lo aceptó porque cumplía con los estándares y pagaba los impuestos. Yo lo interpretaba porque quería que me aceptaran.

Y cuando menos me di cuenta, ya no era yo el actor que mentía una sonrisa, sino el personaje que ocultaba una pena.

O al menos así lo dictaminó el público.

.    .    .

Y no podás salir jamás.



Anna.

marzo 21, 2011

He was.

He felt so right and so wrong at the same time.
He felt like and old memory, so new.
He felt like what I needed but I didn’t want.



Anna.

marzo 11, 2011

Soy la mejor actriz del mundo.

Soy la mejor actriz del mundo, pero nadie sabe, porque soy la mejor.

Soy la mejor actriz del mundo.

Y la más triste.






Anna.

marzo 08, 2011

...y entonces me dieron ganas de llorar. Llorar por todo, por nada… es lo mismo.

Llorar por el pedacito de este mundo que me ha tocado. Llorar por la miseria que me encuentro en cada rincón oscurito que a veces olvido limpiar. Llorar por mí, porque soy tan egoísta que aún llorando tu pena lloro por mí.

Qué vida puta.

Pasársela buscando, buscando siempre buscando. Y al final, sólo volver. A ese rinconcito sucio. A conformarnos con lo que hay.

Lo de más allá siempre fue peor.


Anna.

febrero 18, 2011

Time to.

Tal vez en algún lugar del mundo me estés esperando, todavía. Y yo todavía sabiéndolo, me conforme con este "hasta mañana" servido al plato y frío, con esta cena que por no gastar en compañía tiene gusto a manjar de entrecalle.

Después de la comida y a medio camino del sueño, a veces me pregunto si no será que alguna noche entre las sábanas encontraré tu número de teléfono y no me atreveré a llamarte. Si me dormiré entonces -como ahora- rápido para no tener que decidir entre vos y el sentido común. El sentido común y vos. Lo poco que me queda de decente y vos. Lo poco que me queda de persona y vos.

Tal vez en algún lugar del mundo estés durmiéndote vos también. Y todavía sabiéndolo, me conforme durmiéndome.

Y tan sólo me duerma.

Anna.

febrero 14, 2011

Voy a subirme un escalón y a abrazarte. 
Y abrazarte 
          y abrazarte 
                                                          
                                                                              y abrazarte. 


Las ganas que tengo de desarmarte a mordiscos la armadura, 
             de masticarte,
romperte,
    de partirte en ocho, en diez, en cien,

             de armarte uno solo conmigo,
                                           dentro mío,
                                                sólo mío.
Mío, mío, mío.

Te presto mi almohada, pero no duermas. Te necesito esta noche.

Tengo un plan. Un plan para conquistar al mundo. Y vos tenés que ayudarme.

No te duermas.

Te voy a secuestrar sin tu permiso,
                 te voy a arrancar la ropa y la cordura,

voy a volverte loco.
  Te voy a secuestrar.

                                     ¿Sabés lo que está haciendo ahora mismo la mitad del mundo...?

Te voy a secuestrar. 
                                         ...y te va a gustar mucho.


Anna.

febrero 05, 2011

-Tengo sed de esta agua -dijo el principito-, dame de beber...

¡Comprendí entonces lo que él había buscado!

Levanté el balde hasta sus labios y el principito bebió con los ojos cerrados. Todo era bello como una fiesta. Aquella agua era algo más que un alimento. Había nacido del caminar bajo las estrellas, del canto de la roldana, del esfuerzo de mis brazos. Era como un regalo para el corazón. Cuando yo era niño, las luces del árbol de Navidad, la música de la misa de medianoche, la dulzura de las sonrisas, daban su resplandor a mi regalo de Navidad.

-Los hombres de tu tierra -dijo el principito- cultivan cinco mil rosas en un jardín y no encuentran lo que buscan.
-No lo encuentran nunca -le respondí.


-Y sin embargo, lo que buscan podrían encontrarlo en una sola rosa o en un poco de agua...
-Sin duda, respondí. Y el principito añadió:
-Pero los ojos son ciegos. Hay que buscar con el corazón.


Antoine de Saint Exupèry

enero 28, 2011

Acordate que soy mujer.

Sabé que no soy débil. Sabé que puedo sola.
Sabé que fui hecha para sufrir más que vos, sabé que acepto mi destino.
Sabé que sé hablar como hombre. Sabé que sé trabajar como hombre.

Pero acordate que soy mujer.

Sabé que siento y pienso como mujer.
Sabé que me ablanda el cariño y me gusta la dulzura.
Sabé que puedo parecer un hombre si quiero, pero no lo soy.

Acordate, sobre todo, que soy mujer.

Y que como mujer amo.


Anna.

enero 24, 2011

Tiempos duros

Los tiempos vienen duros, me comentas.
Será la primera vez que nuestros hijos
vivan peor que nosotros, me aseguras.
Y que nada podemos hacer para que cambien
las cosas. Y yo callo.

Es verdad que anda el corazón a la deriva
y los sueños han dejado nuestros cuerpos.
Que el hombre ya no tiene calendarios
en los que apuntar los días de la dicha
ni caminos que andar como no sea
la nostalgia. Y no sé qué decirte.

La esperanza no tiene ya horizontes
que podamos decir que son los nuestros.
Ya no hay ideologías. Ni siquiera
podremos encontrar en nuestras manos
una palabra cierta que nos salve
del miedo y la distancia.

Entre nosotros,
habré de confesarte que me siento
cansado y me refugio cada día
en algún verso de Biedma. Hoy he leído
Ollerías de Azaústre y me he sentido
igual que un hombre muerto ante un espejo.
Sólo hay belleza, amor, en el recuerdo.

Por eso, te convoco en este instante.
Ya lejos de nosotros el futuro,
construyo este presente en el que somos
poco más que una cifra, la que llena
la estadística amarga. Hoy ha subido
-lo dicen los diarios-
el número de hombres que aún esperan
que las agencias que rigen el destino
califiquen el alma
entre las inversiones seguras de la vida.


Rodolfo Serrano
http://rodolfoserrano.blogspot.com/

enero 21, 2011

Impulso

Millones de pedazos. Era un plato perfecto y un piso aburrido, y ahora es un firmamento de astillas de cerámica que ruedan.

Su pequeño Big Bang.

El aire le pica en los pulmones y ella se ríe. El universo se expande y ella se ríe de los años que pasó con el corazón dudando frente a un salto de bungee.





Gustavo Martínez Figueroa
http://espaciosyespejos.blogspot.com/
http://eexxppaannssiioonn.blogspot.com/

enero 13, 2011

Orientación vocacional

Te preparan cual fórmula matemática para triunfar. Te inculcan metas difíciles -pero no imposibles-, te dan todas las claves para alcanzarlas. Te enseñan a pensar el mundo como algo sencillo y calculado.

Te enseñan a ser normal y feliz, esos hombres doctos y gentiles.

Esos hombres que descreen lo imposible.

Esos hombres que no tienen sueños.



Anna.

enero 11, 2011

City on sunset.

De día son sombras: fantasmas, ilusiones sin cara, yendo y viniendo sin verdadero sentido del ir y venir, desnudos, insomnes, traicionados por su propio ser; y de noche, demonios de distintas lujurias, afiebrados y delirantes, desesperados que buscan sin buscar la clave de alguna rebelión contra la soledad que los gobierna sin democracia desde adentro... prendida a la piel como la propia muerte, agazapada, impasible e inexorable.



Anna.

enero 04, 2011

Siempre

Cuando descorrás las cortinas, voy a estar ahí. Cuando saqués de la heladera los restos de comida del almuerzo. Cuando te atés los cordones, cuando pisés los charcos que deje la lluvia y te ensuciés las zapatillas. Cuando te mirés al espejo del baño, empañado después de bañarte; cuando abrás la ventana de tu cuarto una noche con viento. Cuando se te de por suspirar sin razón, ahí voy a estar.

Cuando quierás huir y no te cierre la valija, ahí, cuando sea año nuevo y no haya fuegos artificiales, ni brindis, ni flashes.

Cuando pierdás algo entre la ropa sucia, cuando tengás que dormir sin almohada, cuando te despertés y estén las ventanas cerradas... Aunque estén cerradas, sabé que ahí voy a estar. Aunque estén todas cerradas.

Ahí. Cuando revienten los truenos. Cuando suene tu canción por la radio. Cuando se rajen los vidrios de tus esperanzas.

Ahí.

Donde no haya nadie.





Anna.