diciembre 05, 2012

Escritura libre

Ay, luna nueva del desconsuelo, ay hastío del abandono, soledad enfermiza, pilares de desamor. Cuántas promesas habrá roto a tu sombra la desilusión... Pero no llorés, ni te consolés, no te permitás huir por los acertijos de una esperanza, como si continuaras escribiendo libros. Ya no existen esas estaciones de las que hablaba García Lorca. Despedite. Todo atardecer subraya con naranja la posibilidad del miedo. No habrá compasión para ojos como los tuyos. Lo que pudimos soñar, lo que entregamos a cambio, lo que no fuimos, todo eso se nos cobrará.
Y yo seré la primera culpable, mi amor, ay, siempre perdido.
Adiós, y tantos para siempres.
Tantos, tantos, tantos.



Anna

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