diciembre 03, 2011

El tiempo es como un gato.
Elástico y perezoso.
Suave, a veces.
A veces no.

De besos ásperos.
De pasar lento y en silencio,
de presencia etérea,
de andar amortiguado.
De ojos vacíos...
eternamente vacíos.
A veces dulces.

De pelo liso,
de apetito intermitente.
De espíritu cimarrón.
De lealtad efímera.

De uñas filosas.

El tiempo tiene el cuerpo
cálido y pequeño de un gato,
como el que se duerme
cada noche junto a mí.
Como el que cada mañana
se despierta en otro lado.

Como el que me ronronea y rasguña.

Como el que hoy viene
cuando lo llamo.

Y mañana ya no.



Anna.


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