julio 01, 2009

Prisión

Castigo. Redes que me apresan y no me dejan respirar. Algas que se enredan en mis piernas a propósito, un mar asesino que me ahoga en su soledad salada. Un pedido de auxilio que no se escucha, porque no hay oídos disponibles, un grito que nació para perderse en el olvido. La desesperación de saberse solo y atrapado, la angustia de no ver el sol nunca más…

Desde las entrañas, una lágrima que se mezcla con el resto del agua. Y sobre mi hombro una mano traidora que me hunde más.

La mirada poseída de que no verá nunca. Su última mirada.




Anna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario