junio 26, 2010

Te amé con locura, te convertí en mí, en mi vida, en mi luz y mi sombra, en mi sueño más perfecto. Te hice con telas de piel y huesos, pero con alma al óleo y de versos cruzados; cosí tus partes con cariño, con el cuidado del que teme perder(te). Uní tus cabellos con miel, pinté tus labios con sangre. Te hice modelo y amante, y me enamoré de tus ojos, de tus pupilas adornadas de crisantemos y caracoles.

Te amé como nadie. Y tú, sabiendo, y porque lo sabías, te arrojaste sin orgullo contra el mármol asesino de las escaleras. Para que yo no pudiera olvidarte. Para que no pudiera nunca dejar de amarte. Para vengarte porque te había quitado la manzana de oro que soñé en tu corazón. Para que nunca pudiera devolvértela.

Porque vos también me amabas.


Anna.

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