Eran
tres
lunares
perfectos,
secretos,
uno arriba del labio
otro sobre la frente
uno justo en el cuello.
Era
un camino
rumbo al cielo
que iba
de bajada.
Ahora
sólo hay
pedazos
de palabras,
undolorquenotienenombre.
Mi alma
hace
años que
no existe
pero este
ardor
en el pecho
es siempre
siempre
tan nuevo.
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