Hoy me acordé de cuando contábamos semillas en la casa de tu abuela. Tu voz ronca de contar, el negro duro de las semillitas. Mil y tres semillas. O tal vez mil y cuatro. Tal vez no eran mil, después de todo.
marzo 20, 2012
marzo 11, 2012
Vamos a huir.
Nos escapemos.
Huyamos a la luna,
falsifiquemos el pasaporte.
Nos escondamos en algún campanario,
detrás de algún monumento,
no importa.
Cualquier lugar
donde podamos estar solos,
aunque fuera
nada más que media hora,
treinta largos minutos
Nos escapemos.
Huyamos a la luna,
falsifiquemos el pasaporte.
Nos escondamos en algún campanario,
detrás de algún monumento,
no importa.
Cualquier lugar
donde podamos estar solos,
aunque fuera
nada más que media hora,
treinta largos minutos
de vos.
Después, si quisieras,
te muestro el camino de vuelta.
Ahora sólo
quiero quererte mucho
aunque fuera
nada más que media hora,
treinta largos minutos
de vos.
Sólo de vos.
Sólo media hora.
Anna.
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