Después, luces de colores, desmigajos de año nuevo en los vidrios, y relámpagos que recuerdan el departamento vacío, la falta de vos, tu falta, vos faltante.
Año nuevo.
Unas risas borrachas de verano dando vuelta a la esquina del edificio, el tarareo alegre de las bocinas en la calle, el viento haciendo pogo en el balcón, el aire que invita fiesta loca de verduras en domingo.
Pero adentro todos duermen, lejos de las luces. Lejos de los pequeños latidos de los vidrios. Lejos, adentro. Todos durmiendo, y yo buscándote en la oscuridad. En donde los charquitos de silencio toman forma y se hacen cuerpo. Cuerpo tuyo que me abraza, lo mismo que un eco de explosión a las ventanas. Y después, lo mismo que un relámpago de luces de colores, ya no está.
Destellitos de año nuevo roto.
Y de pronto ya no estás.
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