Una vez salimos de fiesta tú y yo solas. Una detrás de otra. Pero hubo una noche, ¿te acuerdas?
Íbamos disfrazadas y puestas hasta las cejas. Primero bailamos como si ya nos estuviésemos riendo de todo esto y luego también lloramos.
Me abrazabas y yo sólo quería que no te acercases del todo; no te fueses a cortar con todo lo rota que estaba.
Y me abrazaste otra vez; igual de rota pero tan guapa como siempre. Y entendí que cuando los rotos se abrazan se forman mantas. Mantas en las que pasar un invierno o toda una vida.
Me dijiste; 'Tú dijiste que había personas que te hacían grandes. Y yo me siento orgullosa de lo que soy, porque tú te sientes orgullosa de mí.' y han pasado dos años y todavía no sé qué contestar a eso.
Has vomitado en todas las baldosas de mi casa y me has metido en todos los taxis que no supe parar.
Has sido freno cuando había un muro delante. Y has sido muro cuando necesitaba sostenerme.
Contigo me he reído tanto que a veces se me olvida lo llorado. Eres tan diferente al resto que salimos ganando.
Ojalá toda una vida en la que me sigas llevando la contraria y quitando tanto la razón, para que no me pese el equipaje a cuestas.
¿Me oyes? Toda una vida.
Coge algo de ropa, mucha fuerza y un vino.
Vamos a salir de esta.
Irene X
http://mellamoirene.blogspot.com