Y en un escalofrío descubrí tu cuerpo y me lo aprendí de memoria.
Cinco minutos, sólo cinco minutos para estar con vos.
Y vos que te reías sin disimulo de mis intentos mal logrados.
Y yo que no sabía si ofenderme.
Después, cada instante que no aproveché con vos. El momento congelado de una luz que se enciende. Respiración en cero.
El tronco de tu espalda tentándome a hacer mi nido ahí.
En un suspiro, la luz apagada.
Cinco minutos más.